En las calles vuelve a jugarse entre estruendos y gases lacrimógenos la suerte política y económica de Venezuela. Después de las masivas marchas del miércoles, en medio de las nuevas manifestaciones opositoras reclamando una salida electoral a la crisis, General Motors (GM) comunicó que suspende de hecho sus actividades en ese país. El anuncio se conoció después de que su planta en Valencia fuera «inesperadamente confiscada» por las autoridades. La automovilística estadounidense aseguró que sus activos fueron embargados.

GM se estableció en Venezuela en 1948, cuenta con 79 distribuidoras, 2.700 trabajadores y un potencial de fabricación en Valencia de 45.000 unidades. A través de un comunicado, rechazó las medidas tomadas en virtud de un dictamen judicial y advirtió que provocarán un daño difícil de reparar. Una exconcesionaria de GM en el estado de Maracaibo le inició a la multinacional un juicio el año 2000. La empresa de Detroit había prescindido de sus servicios por supuesta mala gestión. Pasaron 17 años y, tras el fallo del tribunal, GM se ve obligada a pagar al litigante una cifra que «excede toda lógica».

Explicación

General Motors pidió a sus trabajadores, proveedores y concesionarios que se abstengan de asistir a sus puestos de trabajo. El Gobierno, ocupado en asuntos quizá más urgentes -el control de la calle y sus contradicciones internas- no ha ofrecido hasta el momento una explicación sobre lo ocurrido. El sector automovilístico ha sentido el azote de la debacle económica. Dos años atrás, Ford Motor Co. canceló su inversión en Venezuela alegando una fuerte presión impositiva.

La noticia, que en otro momento quizá había ganado los primeros planos, quedó en cierta manera eclipsada por las nuevas disputas entre el Gobierno y la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Los tres muertos, decenas de heridos y detenidos del miércoles auguran un escenario de mayor polarización. El Gobierno anunció el arresto del presunto responsable del asesinato de la joven que falleció en Táchira al recibir un disparo en la cabeza. El primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, dijo que el autor del episodio «es abiertamente opositor».

Las nuevas protestas no parecen dejar indiferente al Gobierno. La MUD dice tener constancia de que el chavismo se encuentra dividido entre los que quieren abrir una negociación y aquellos que prefieren radicalizarse y ofrecer más poder a los militares. Por lo pronto, el presidente Nicolás Maduro anunció un nuevo aumento del salario mínimo y pensiones del 50%, que quedará en 40.638 bolívares (10 dólares en el mercado negro). Es la primera subida que se realiza en el 2017 y viene antecedida de cuatro incrementos el año pasado. Se prevé para este año una inflación superior al 700%.