El candidato socialista apenas se ha movido en los sondeos, siempre a la cola y sin llegar el 10%, un resultado catastrófico para un partido dividido entre dos almas: la izquierdista y la centrista. Hamon representa a la primera y la dirección del PS le ha dado la espalda, decantándose por Macron.

El aspirante de La Francia Insumisa llega a la cita con las urnas disputándose la tercera plaza con Fillon, tras haber experimentado un auge en los sondeos y estabilizarse después. Pero la idea de pasar a segunda vuelta ha dejado de ser tabú para un candidato al que la derecha considera «el Chávez francés».

El candidato de Los Republicanos ha remontado en los sondeos en la última semana, tras haber estado por detrás de Mélenchon. Pese a un inicio de campaña tormentoso por su imputación por desvío de fondos públicos a favor de su esposa e hijos, parece haber movilizado finalmente al electorado de la derecha.

La dirigente del FN llega segunda en

los sondeos, que encabezó en fases de la campaña. Aspira a situarse en la segunda vuelta postulada como «la candidata del pueblo» frente a las élites políticas. Atrae a los electores que en un clima de desafección de la política no se identifican ni con la derecha ni con la izquierda.

El candidato de En Marche, «ni de izquierdas ni derechas», llega como favorito tras coger ventaja en los últimos días sobre Marine Le Pen. Tiene el apoyo del primer ministro socialista, Manuel Valls, y es el claro beneficiado de un voto útil de la izquierda para frenar un duelo de derechas en segunda vuelta.