Corea del Norte ha sazonado sus cotidianas amenazas de destrucción urbi et orbi con la más tangible detención de un estadounidense horas antes de que Pekín y Washington consensuaran por teléfono sus estrategias sobre la península. No pasa un día sin que la zona más caliente del planeta suministre actualidad.

Kim Sang-duk, también conocido como Tony Kim y con doble nacionalidad surcoreana y estadounidense, es el último detenido por Pionyang. La noticia fue confirmada por el rectorado de la Universidad de Ciencia y Tecnología, donde Kim enseñó contabilidad durante un mes. El centro, único en el país de carácter privado y con una larga nómina de profesionales extranjeros, informó de que Kim fue detenido en el aeropuerto de la capital norcoreana cuando iba a volar con su esposa a China. La prensa local aún no se ha referido al asunto, a pesar de su afición a divulgar noticias de presuntos espías. La embajada sueca, que maneja los asuntos estadounidenses en el país, ha confirmado la detención reciente de un ciudadano coreano-estadounidense, sin dar detalles.

De confirmarse, Tony Kim se sumaría a otros dos estadounidenses en manos de Kim Jong-un. Otto Warmbier, un estudiante de 21 años, fue condenado meses atrás a 15 años de trabajos forzosos por robar un eslogan propagandístico de su hotel. Kim Dong Chul cumple 10 años de cárcel por espionaje.

La captura de estadounidenses alimenta el arsenal norcoreano de presiones y las detenciones suelen coincidir con momentos de especial tensión. Como el actual, que ayer se agudizó cuando Pionyang amenazó con destruir la flota estadounidense que se dirige, ahora sí, a sus costas. «Nuestras fuerzas revolucionarias están listas para hundir el portaviones de propulsión nuclear de un solo golpe», bramaba el diario oficial Rodong Sinmun, que calificaba al portaviones USS Carl Vinson de «repugnante animal».

CHINA PIDE CONTENCIÓN / Mientras, el presidente chino, Xi Jinping, ha pedido a Donald Trump que ejerza la «contención» ante Corea del Norte. En una charla telefónica entre ambos, Xi su-brayó ayer que China se opone «a acciones en que se violen las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU» y «confía en que todas las partes eviten acciones que lleven a una escalada de las tensiones».