Tres días antes de cumplir los 100 días en el poder, el presidente de EEUU, Donald Trump, dio a conocer su esperado plan de reforma fiscal. El secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, confirmó ayer que el proyecto que el jefe de la Casa Blanca enviará al Congreso conllevará «uno de los mayores recortes de impuestos» de la historia de EEUU y añadió que espera que obtenga un amplio apoyo. Mnuchin confirmó que el plan incluye una drástica reducción del impuesto de sociedades del 35% al 15%.

La tasa anual del 35% en el impuesto de sociedades, vigente en EEUU, es una de las más elevadas de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aunque, en la práctica, resulta a menudo bastante inferior, a causa de las diferentes exenciones y deducciones. La reducción, si finalmente es aprobada por el Congreso, colocará la fiscalidad estadounidense casi al nivel de Irlanda, uno de los países a los que se ha acusado de dumping fiscal y donde el impuesto de sociedades es del 12.5%. En España es del 28%.

El plan desvelado ayer y entregado a los periodistas es de apenas una página y traza «principios básicos» que deberán ser detallados más adelante.

Los tramos para los trabajadores pasaran de siete a tres (10%, 25% y 35%) -hasta ahora el tipo máximo era del 39,5%-, se eliminará el impuesto de sucesiones y se ofrecerán deducciones para el cuidado de niños. Habrá otras deducciones para las declaraciones de la renta individuales.

Asímismo se aplicará un impuesto para la repatriación de beneficios de las grandes empresas en el extranjero, a «una tasa muy competitiva» que Mnuchin eludió concretar y que se abonará una sola vez. Trump, que asumió sus funciones en enero, prometió durante la campaña reformar los impuestos y disminuir la carga fiscal sobre las empresas y las familias, con el argumento de que dicha reducción relanzará el crecimiento económico.

En una entrevista con la agencia Associated Press el pasado viernes, Trump insistió en que su proyecto de reforma fiscal constituirá «la mayor reducción de impuestos de todos los tiempos».

Cotejando los datos, esta afirmación resulta discutible, pero ciertamente es la mayor desde 1986, cuando el entonces presidente Ronald Reagan llevó a cabo la última revisión a fondo del sistema de impuestos.

Uno de los riesgos es que una reducción tan radical de impuestos como la que propone Trump obstaculice su propósito de reducir el déficit presupuestario, otra de las promesas electorales del ahora jefe de la Casa Blanca. Algunos congresistas republicanos son muy reticentes a una propuesta que incremente la deuda.

Según el Tax Policy Center, un gabinete de análisis de tendencia liberal, el plan que anunció Trump durante la campaña añadiría al menos siete billones de dólares a la deuda federal en el plazo de una década.

CRECER EL 3% / Por ello, y aunque los republicanos disponen del control de las dos cámaras del Congreso (la cámara de Representantes y el Senado), algunas partes del proyecto podrían hallar dificultades en el legislativo. De momento, el presidente de la cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, uno de los máximos defensores de la reestructuración fiscal, ha dado una buena acogida al plan. «Hemos visto un borrador y nos gusta mucho», afirmó en un encuentro con lobistas.

Mnuchin insiste en que la reducción de ingresos por la vía impositiva quedará compensada por la aceleración de la economía, que el Gobierno estima puede alcanzar un ritmo del 3%.