Por segunda vez en poco más de un mes, las inmediaciones del Parlamento británico fueron ayer escenario de una alerta terrorista. Esta vez, afortunadamente, el posible ataque fue abortado y no hubo que lamentar víctimas. Hacia las 14.30 horas, agentes de la policía fuertemente armados detuvieron a un individuo cerca del palacio de Westminster. Tras inmovilizarle en el suelo, comprobaron que dentro de la mochila que portaba a la espalda había varios cuchillos. Unos testigos hablan de tres, otros dicen haber visto hasta cinco armas blancas, una de ellas un cuchillo de cocina, para cortar el pan, de grandes dimensiones.

La identidad del sospechoso, que no opuso resistencia, aún no se conocía anoche, pero se trata de un hombre de 27 años, residente en Londres, con pasaporte británico, que no nació en el Reino Unido. Los servicios de inteligencia y las fuerzas antiterroristas de Scotland Yard le tenían en sus radares, por considerarle susceptible de cometer un atentado. Los investigadores del MI5 venían siguiendo sus pasos y le dieron el alto para cachearle antes de que pudiera pasar a la acción.

Los agentes le condujeron a una comisaría de alta seguridad de la capital, donde ayer estaba siendo interrogado. También fueron registrados varios domicilios. Se cree que el hombre actuó solo, mientras se trata de establecer qué objetivos pretendía atacar y su presumible vinculación con el extremismo islámico.

La detención se produjo a pocos metros de donde el 22 de marzo Khalid Masood arrolló a varios peatones en el puente de Westminster y apuñaló mortalmente a un policía que vigilaba la entrada del Parlamento. El ataque se saldó con cinco muertos, incluido el agresor. Scotland Yard no cree que exista una conexión entre Masood y el sospechoso ahora detenido, muy cerca también del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la residencia oficial de la primera ministra en Downing Street.

Theresa May no estaba en la vivienda. Se hallaba haciendo campaña electoral en Derbyshire y Leeds y tuvo palabras de elogio para las fuerzas de seguridad. «Creo que lo ocurrido muestra que nuestra policía y nuestros servicios de inteligencia y seguridad están alerta, como siempre lo están, buscando mantenernos a salvo y seguros», afirmó. «Tenemos una enorme deuda de gratitud con ellos».

El incidente no rompió la normalidad en una zona siempre concurrida y en la que se ha extremado la vigilancia desde el ataque de marzo. No hubo reacción de pánico entre el público.