En un pequeño vehículo como los utilizados en los campos de golf, totalmente descubierto, entró el papa Francisco ayer, a las 9.30 horas de la mañana, en el Estadio de la Defensa Aérea de El Cairo para celebrar una misa multitudinaria en la que alertó contra el extremismo religioso.

Unas 25.000 personas lo recibieron con aclamaciones y aplausos en un ambiente eufórico y festivo que hizo olvidar los últimos ataques yihadistas cometidos contra la comunidad cristiana de Egipto que han arrebatado la vida a decenas de personas en el país.

Bajo estrictas medidas de seguridad en los accesos al estadio y la supervisión constante de helicópteros militares, el pontífice recorrió el recinto, donde se había desplegado una gran bandera egipcia.

Centenares de fieles -católicos que habían obtenido su entrada a través de sus iglesias- soltaron globos blancos y amarillos, los colores del Vaticano.

SALUDO EN ÁRABE / En su homilia, el Papa se mostró contundente contra el fanatismo. «A Dios solo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada», afirmó el papa Jorge Bergolio tras saludar a la multitud en árabe con un «asalamu alaykum» (la paz sea con vosotros).

El Papa Francisco insistió en que «la verdadera fe hace que veamos al otro, no como nuestro enemigo sino como un hermano al que amar, ayudar y asistir». «No tengáis miedo a amar a todos, amigos y enemigos, porque el amor es la fuerza y el tesoro del creyente», subrayó el pontífice ayer.

De este modo, Francisco llamó a los creyentes en Dios a «defender los derechos de los demás con el mismo celo con el que defienden los suyos» y a superar sus divisiones.

MENSAJE DE RESISTENCIA / Los afortunados que asistieron a la celebración se mostraban contentos y seguros de que la visita del Santo Padre a Egipto, de 27 horas de duración, transcurriría en absoluta paz.

«Queríamos ver al Papa y mostrarle que aquí no hay problema y que la situación es segura. Estamos orgullosos de que esté en Egipto. Es un mensaje que quiere transmitir que resistimos», explicó Kanzi Beblawi, una egipcia católica de 33 años, a la agencia France Presse.

Los católicos en Egipto son unos 272.000 pero la comunidad cristiana copta en general constituye el 10% de la población egipcia, de 92 millones.

Antes de abandonar El Cairo, Francisco se reunió con miembros de la comunidad eclesiástica egipcia en un seminario, donde oró. El Patriarca Copto Católico, Ibrahim Isaac Sidrak, dijo en el discurso de agradecimiento al pontífice que su viaje a Egipto se puede resumir como «el papa de la paz visitando la tierra de la paz».