Matteo Renzi volverá a ser el próximo candidato del progresista Partido Demócrata (PD) para primer ministro en las elecciones generales de 2018, tras el resultado obtenido este domingo en las primarias celebradas por el partido en todo el país. La indicación que ha salido de la casi 10.000 carpas donde se votaba, además de bares, heladerías y bibliotecas, arroja entre un 65% y un 70% a favor de Renzi, mientras que los dos contrincantes que le disputaban el liderazgo han repartido el resto. Se trataba respectivamente de Andrea Orlando, actual ministro de Justicia, y de Michele Emiliano, presidente de la región de Apulia.

Los analistas cifraban el éxito de las primarias en función de la afluencia, que ha sido de unos dos millones. Se trata de la participación más baja desde que en 1999 se celebraron por primera vez unas primarias en un partido, en aquella ocasión para elegir al candidato a alcalde de Bolonia.

En el 2005, Romano Prodi consiguió llevar a 4,5 millones de electores a las urnas, que señalaron un hito en la historia política del país. En las primarias de 2007, que coronaron a Walter Veltroni, votaron 3,5 millones electores; 3,1 millones en las del 2009 y en las 2012 de las que salió Pier Luigi Bersani, y 2,8 millones en las que en el 2013 llevaron a Renzi desde la alcaldía de Florencia a la dirección del mayor partido progresista de Europa.

RIVALIDAD CON GRILLO

Los sondeos de estos días señalan que en las elecciones generales, previstas para el 2018, pero que Renzi y otros desearían adelantar, se medirán dos fuerzas principales, el PD y el Movimiento 5 Estrellas (M5S) fundado por Beppe Grillo, con una cierta analogía con el español Podemos. Los conservadores otrora liderados por Silvio Berlusconi, primero como Forza Italia y después bajo el Pueblo de la Libertad (PdL), están divididos en al menos cinco partidos, que el anciano exprimer ministro no ha conseguido unir.

Dependiendo de los institutos de opinión, los últimos sondeos nacionales, en caso de elecciones, atribuyen el 32% al PD y el 27% al M5S, o un resultado idéntico pero al revés. Otros centros de análisis dan sólo un punto de diferencia entre ambas formaciones, lo que ha envalentonado al M5S hasta el punto de constituir un Gobierno en la sombra.

A pesar de la victoria conseguida por Renzi y de la buena posición atribuida por los sondeos nacionales, el PD está lejos de gozar de buena salud, al menos desde el punto de vista de la izquierda tradicional. Desde el 2013 hasta el pasado año, Renzi gobernó con la colaboración activa o pasiva del PdL de Berlusconi e incluso una parte de aquel partido abandonó al industrial y actualmente forma parte del Ejecutivo de centroizquierda, presidido por Paolo Gentiloni, un incondicional de Renzi.

UNIDOS CONTRA RENZI

Los dos adversarios de Renzi en las primarias del domingo anunciaron públicamente que aquella colaboración con Berlusconi debía terminar. Sin embargo, Renzi no lo excluye, lo que ha valido a su línea política la definición de “izquierda descafeinada”. Un traslado hacia el centro electoral, que coincide con un protagonismo de Renzi, en un partido en el que sus líderes nunca dijeron 'yo' sino el colectivo 'nosotros', que ha provocado, a lo largo del 2016, la salida del PD de tres grupos, unidos por el común denominador de estar contra Renzi.

De manera que, al lado del PD, existe ahora el MPD (Movimiento Progresista Demócrata), en el que han confluido, sin fundirse, los grupos disidentes. Sin embargo, el divorcio no parece ser definitivo, ya que ninguna de las partes ha exigido, pedido o solicitado todavía la división de los bienes patrimoniales del partido, que no deberían ser indiferentes, ya que se remontan a 1921, cuando comunistas y socialistas se separaron. En cualquier caso, líderes históricos (y excomunistas) como Massimo D’Alema y Pierluigi Bersani, ya no están con Renzi, sino en otras formaciones, que se han sumado a las que en los años se ha ido formando a partir del final (1989) del exPCI de Palmiro Tigliatti y Enrico Berlinguer.

Dentro de una semana Renzi será coronado secretario del PD por la asamblea del partido y la monotonía política del país probablemente vuelva a ser chispeante.