La guerra comercial se le queda corta a Estados Unidos. Fríe a China con aranceles y también arma a su isla rebelde. La confrontación entre las dos grandes potencias añade un capítulo diario sin que se entrevea un final dialogado a corto plazo. Incluir a Taiwán en la ecuación demuestra que Washington sabe dónde tiene China su hígado y lo golpea sin compasión. Para Pekín es un golpe bajo imperdonable.

China ha protestado por la venta de armas a Taiwán con más decibelios de los que habían merecido meses de guerra comercial. «Urgimos a EEUU a cancelar inmediatamente este contrato y cortar los lazos militares con Taiwán para evitar un daño serio en las relaciones bilaterales», bramó el portavoz del Ministerio de Exteriores, Geng Shuang. El Ministerio de Defensa, por su parte, advirtió de que la venta de armas «interfiere en los asuntos internos y daña la soberanía y los intereses de seguridad de China». Nada es más delicado para China que su soberanía.

La medida fue aplaudida en la otra orilla del estrecho de Formosa. «Apreciamos que Estados Unidos atienda la seguridad nacional de Taiwán», señaló el portavoz gubernamental, Alex Huang.

Detrás está el contrato de 330 millones de dólares anunciado el lunes por el Pentágono. La operación no es relevante si atendemos a que solo comprende piezas de repuesto para cazas F-16 y bombarderos pero no suma ningún nuevo aparato a la flota taiwanesa. No es comparable, por ejemplo, a la primera operación con Donald Trump en la Casa Blanca, que incluyó misiles y torpedos por valor de 1.400 millones de dólares.

Pero bastan dos puntos para fijar una trayectoria y la última operación demuestra las intenciones de Trump. George W. Bush y Barack Obama habían reducido las ventas de armas a Taiwán para no soliviantar a Pekín.

BLOQUEO / Estados Unidos ya había castigado a China la semana pasada por comprar armas rusas saltándose el embargo impuesto a Moscú por la anexión de Crimea y sus presuntas maniobras turbias en las últimas elecciones presidenciales.

No es una casualidad que China fuera a desplegar esos cazas Su-35 y misiles S-400 rusos al estrecho de Formosa. Las sanciones estadounidenses recaen sobre el Departamento de Desarrollo de Armamento y su director, Li Shangfu.

Ambos han sido incluidos en la lista de personas e instituciones bloqueadas, lo que implica el congelamiento de sus bienes en Estados Unidos, la prohibición a sus nacionales de cerrar negocios con ellos y su exclusión del sistema financiero nacional.

El EDD fue creado por el presidente, Xi Jinping, para modernizar su Ejército y acercarlo a los parámetros occidentales.