A falta de una semana para las elecciones presidenciales del 7 de octubre, Brasil entró en la recta final de su convulsa campaña electoral, que sigue polarizada entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el progresista Fernando Haddad, sucesor de Luiz Inácio Lula da Silva en la disputa.

La campaña electoral comenzó el pasado 16 de agosto y desde entonces diversos acontecimientos, como la inhabilitación política de Lula o el atentado sufrido por Bolsonaro, han trazado el rumbo de las elecciones más imprevisibles en las dos últimas décadas en Brasil.

A siete días de los comicios, los sondeos sitúan al frente de la carrera a Bolsonaro (28 %), un capitán de la reserva nostálgico de la última dictadura militar, firme defensor de la liberación de armas y polémico por su historial de declaraciones machistas, racistas y homófobas.

Bolsonaro lidera las encuestas, pero también el rechazo de los electores, especialmente entre las mujeres, que la víspera lideraron multitudinarias manifestaciones en Sao Paulo y Río de Janeiro contra el abanderado del Partido Social Liberal (PSL).

El ultraderechista recibió muestras de apoyo de sus seguidores en actos públicos este fin de semana, en ciudades como Río de Janeiro y Brasilia, pero las movilizaciones tuvieron menor participación.

El segundo en los sondeos es, con un 22 % de apoyos, el exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, abanderado del Partido de los Trabajadores (PT) desde el 11 de septiembre, después de que la Justicia vetara la candidatura de Lula, preso por corrupción.

A cierta distancia de los líderes figuran el laborista Ciro Gomes y el socialdemócrata Geraldo Alckmin, ambos con un empate técnico en tercer lugar y alrededor del 10 % de intención de voto, así como la ecologista Marina Silva con un escaso 5 %, aunque todos tienen pocas opciones de llegar a una segunda vuelta.

Si las encuestas no dan un vuelco de última hora, como ocurrió en 2014, Bolsonaro y Haddad se enfrentarían en una segunda vuelta, que se celebrará el próximo 28 de octubre si ninguno de los candidatos obtiene más del 50 % de los votos. El último sondeo apunta a que Bolsonaro perdería en la segunda vuelta.