Nueve de cada diez votantes en el referéndum consultivo convocado por el Gobierno macedonio se pronunciaron ayer, con el 93% de las papeletas escrutadas, apoyando el acuerdo de paz con Grecia que prevé que el pequeño Estado balcánico pase a llamarse Macedonia del Norte, según informó la Comisión Electoral macedonia. No obstante, la mayoría de los macedonios -más del 63%- desertaron de la cita, respondiendo a la convocatoria de los nacionalistas de no votar para protestar contra el pacto alcanzado en junio con Atenas. Algo que, según la Constitución macedonia, significa que el referéndum ha fracasado y no es válido. Sin embargo, la consulta no es vinculante. La victoria pírrica de la Administración progresista de Zoran Zaev, el primer ministro macedonio, abre ahora una serie de escenarios sobre el futuro de este acuerdo del cual depende también la entrada del país en la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) y el inicio de la integración en la Unión Europea (UE).

«Espero que los diputados de (la coalición conservadora) VMRO-DPMNE respeten el deseo de la mayoría de los que votaron», dijo Zaev, tras el cierre de las urnas, interrumpido varias veces por los aplausos de sus seguidores. «¡Macedonia será miembro de la OTAN y de la UE!», añadió, mientras en las calles sus detractores festejaban la escasa afluencia.

En verdad, la baja participación de los votantes no bloquea en sí el proceso de paz con Grecia, al tratarse de un referéndum consultivo, por tanto, no vinculante. Pero, eso sí, debilita al actual Ejecutivo ante el debate que se espera en los próximos meses para la ratificación del pacto en el Parlamento macedonio, donde el Gobierno tiene que obtener el voto de los dos tercios de ese hemiciclo.

Otro aspecto es que el referéndum ha desdibujado el mapa sociodemográfico del pequeño país balcánico. «No esperábamos tener una participación tan baja en muchos municipios de mayoría albanesa», explicó Martin Popov, uno de los organizadores de la campaña de apoyo al referéndum. Destaca, asimismo, la mayor participación en la capital, Skopje, donde alrededor del 50% votó a favor del pacto greco-macedonio, y la muy baja de ciudades como Ilinden.

PLAN ÚNICO / «El plan seguirá siendo el único que siempre existió. Ahora votaremos en el Parlamento, puesto que además, considerado todo, es un buen resultado», añadió, optimista, Popov.

Esa, con toda probabilidad, será una argumentación de los defensores del acuerdo greco-macedonio, que la participación ha sido baja porque, en verdad, en el país vive menos gente de la censada. Esto porque el último censo fue realizado en el 2002 y, desde entonces, muchos macedonios han emigrado al extranjero, lo que hacía la cifra de 1,8 millón de votantes difícil de alcanzar por la disminución de la población.

El plazo límite, en todo caso, es diciembre. Esa es la fecha límite establecida para que Macedonia apruebe el acuerdo para finalizar esta disputa con Grecia que persiste desde hace 27 años. La hipótesis menos probable, aunque no descartable, es que -junto con el pacto- naufrague también el Ejecutivo del socialdemócrata Zaev, algo que implicaría elecciones anticipadas en el país y una situación de consecuencias imprevisibles para la región balcánica. Los partidarios del acuerdo greco-macedonio tuvieron como unos de sus mayores detractores a los macedonios que emigraron del país en los últimos años. El sábado se produjeron escenas de tensión en el colegio electoral abierto en la Embajada macedonia de Australia donde los votantes fueron recibidos al grito de «traidores». No obstante, la campaña de los opositores se llevó a cabo principalmente a través de las redes sociales, y contó con la participación de parte del partido VMRO-DPMNE.