Venezuela sigue sin luz. A las cinco de la mañana (las 8.00 horas en España) se produjo un nuevo apagón que afectó a una gran parte de Caracas y varios estados del país. La vicepresidenta Delcy Rodríguez anunció la suspensión de las actividades escolares y laborales. Todo queda en el aire mientras se intenta restituir el sistema eléctrico nacional desde la central hidroeléctrica Guri, en el sureño estado de Bolívar. El autoproclamado presidente, Juan Guaidó, llamó a nuevas manfiestaciones el sábado.

«Los criminales generaron un incendio en el patio de 765 kva (unos 612 kw), con la intención aviesa de dañar de modo definitivo la generación y transmisión de la carga», había dicho el martes Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación y portavoz de Nicolás Maduro. Pero ayer Rodríguez dijo que el apagón fue consecuencia de una «falla» en una línea que generó inestabilidad en un sistema que no se ha logrado poner en completo funcionamiento después del «ataque terrorista». La acción, aseguró, ha buscado «generar una situación de caos en todo el país». El Ministerio Público anunció una investigación.

Pero Guaidó, el líder parlamentario a quien EEUU y otros 50 países reconocieron como presidente «encargado», no tiene intenciones de esperar un veredicto judicial. Por eso, en medio de una ciudad sin energía convocó a nuevas manifestaciones. «Convocamos este sábado en todo el territorio nacional a rechazar que se fue la electricidad», dijo. El descalabro energético es visto por la oposición como la oportunidad de movilizar a las mayorías en favor de un cambio prometido pero que no ha llegado. Hasta el momento, Guaidó no ha podido quebrar la alianza de Maduro con la cúpula militar.

El joven diputado rechaza la hipótesis de un sabotaje contra las instalaciones. Al parecer el deterioro del sistema eléctrico se ha profundizado porque actualmente el país genera mucho menos de lo que se producía hace veinte años.