Los bomberos de California han intentado aprovechar este viernes una breve pausa en los fuertes vientos que propagan con rapidez los incendios forestales declarados en la zona y que han obligado a evacuar a más de 40.000 personas en el norte de Los Ángeles y otros 2.000 en zonas próximas.

El conocido como Tick Fire, que se declaró el jueves por la tarde a las afueras de la ciudad de Santa Clarita, había consumido alrededor de 4.000 acres y apenas se había controlado un 5% hasta el jueves por la noche, según el departamento de bomberos del condado.

Con la disminución del viento, los equipos han trabajado durante la noche para combatir un incendio recién iniciado a unos 64 km al norte de Los Ángeles que amenazaba a 10.000 hogares y negocios, según informó el Departamento de Bomberos del condado de Los Ángeles.

Las autoridades advirtieron a los residentes de que no se dejaran engañar por la calma de la madrugada, ya que el Servicio Meteorológico Nacional pronosticó un aumento de los vientos cálidos y secos el viernes por la mañana con ráfagas de entre 72 km/h a 89 km/h y temperaturas superiores a 32 grados centígrados.

"No bajemos la guardia", insistía Kathryn Barger, supervisora del condado de Los Ángeles. Barger dijo en una conferencia de prensa que más de 40.000 residentes se vieron obligados a abandonar sus hogares la noche del jueves además de confirmar la existencia de "numerosas" estructuras destruidas.

VIENTOS DEL DESIERTO

Los incendios forestales de California generalmente proliferan en el otoño cuando los vientos cálidos y secos de Santa Ana soplan hacia el oeste desde el desierto después de un verano seco. El año pasado, al menos 85 personas murieron en uno de los incendios más mortíferos, conocido como Camp Fire en el condado de Butte.

Se espera otra ráfaga de vientos fuertes durante el fin de semana, según Marc Chenard, meteorólogo del Centro de Predicción del Clima del NWS en College Park, Maryland. Al norte, donde los bomberos estaban luchando contra un puñado de focos, los equipos habían restablecido el suministro de energía a la mayoría de los casi 200,000 hogares y negocios que se dejaron en la oscuridad intencionalmente debido al riesgo de fuertes vientos que derriban las líneas eléctricas.