El discurso de Merkel era otro de los esperados en el congreso de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), que hoy se clausura en Leipzig. La de ayer fue una intervención más cargada de nostalgia y de pasado que de futuro. «Hoy es un día especial para mí, porque el 22 de noviembre del 2005 fui elegida cancillera de Alemania en el Bundestag. Nunca me podría haber imaginado que a esa primera elección le seguirían cuatro legislaturas», dijo la mandataria, quien también aprovechó para llamar a completar el trabajo de su coalición de gobierno.

La política más relevante de Alemania y de Europa en el siglo XXI se sigue despidiendo lentamente del poder, tras ceder el año pasado el mando de la CDU. El congreso de Leipzig no fue una excepción. Marcada por una popularidad que todavía resiste y también por las especulaciones sobre su salud, alimentadas por unos temblores repetidos, Merkel evitó hacer referencias directas al debate sobre el liderazgo de su partido y que acecha la figura de AKK. Mantiene un claro papel secundario, consciente de que su tiempo político se agota.