La negociación del próximo presupuesto europeo para el periodo 2021-2027 arrancó ayer en Bruselas con un choque anunciado de posiciones entre los Veintisiete, posturas muy enrocadas y críticas generalizadas hacia la propuesta presentada por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que no satisface a nadie y que contempla drásticos recortes de ayudas a la agricultura y la cohesión. Dos políticas tradicionales claves para España que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aspira a proteger con el objetivo de minimizar el tijeretazo.

«La propuesta que ha presentado el presidente del Consejo Europeo a los estados miembros es altamente decepcionante. No compartimos muchos de los aspectos planteados», explicó Sánchez a su llegada a la cumbre de jefes de estado y de gobierno extraordinaria. Hay dos elementos que disgustan especialmente a España y sus dos líneas rojas en la negociación: el hachazo del 14% en la Política Agrícola Común (PAC), o 53.000 millones menos, y el tijeretazo del 12% en las ayudas de la cohesión o 44.000 millones menos.

CAMBIO DE PRIORIDADES / Se trata de dos partidas que hasta ahora se han llevado prácticamente dos tercios del presupuesto y que el grupo de los frugales -Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- exige reducir para suplir la brecha que dejará la salida del Reino Unido de la UE -entre 60.000 y 75.000 millones en siete años- y financiar las nuevas prioridades en digitalización, lucha contra el cambio climático o seguridad sin que los países ricos sean quienes paguen el pato aumentando sus contribuciones.

«Estamos trabajando para que el recorte a los agricultores sea cero» y «hacer ver que la PAC juega un papel esencial para luchar contra el cambio climático», explicaron fuentes de Moncloa. El Gobierno español considera que la propuesta presentada por el dirigente belga, un presupuesto del 1,074% de la Renta Nacional Bruta (RNB), es peor que el plan presentado en diciembre por la presidencia finlandesa de la UE, del 1,07%. Y lo mismo ocurre con la flexibilización del mecanismo que condiciona la recepción de fondos europeos al respeto del estado de derecho o el mantenimiento de las compensaciones a los contribuyentes netos y cuya desaparición exige.

«Hay muchos intereses y preocupaciones y son todas legítimas, pero estoy convencido de que es posible progresar en las próximas horas y días», se limitó a reconocer Michel.

Al igual que Sánchez, el presidente francés, Emmanuel Macron, también exigió una política agrícola común más ambiciosa y recordó que el plan de Michel no es suficiente. «Europa no sería lo que es si no tuviera agricultores para alimentarla, si no tuviera la ambición de reducir desigualdades entre regiones, si no tuviera ambición sobre políticas como la digital o la defensa», dijo.

NORTE Y SUR / El problema de fondo es que la visión sobre el presupuesto es muy distinta al norte y al sur. «Somos contribuyentes netos, la solidaridad es importante pero no podemos aceptar un aumento dramático por nuestra parte», avisó el primer ministro de Suecia, Stefan Lofvën. Tampoco a Finlandia le gusta el plan de Michel. El Parlamento Europeo, por su parte, no piensa renunciar a su capacidad de veto.