Antes incluso de que un escándalo sexual se llevara por delante al candidato del presidente a la alcaldía de París, las cosas no pintaban bien para la joven formación política de Emmanuel Macron. Nacida solo meses antes de las presidenciales del 2017, La República en Marcha (LREM) tiene una escasa presencia local, carece de estrategia y de barones, está dividida y los franceses la ven más como una start-up parisina que como un partido pegado al terreno.

Con candidatos que no pasan del 15% de intención de voto, en el cuartel general de LREM rebajan sus expectativas y se preparan para encajar un voto de sanción al Ejecutivo en las elecciones municipales que se celebrarán los próximos 15 y 22 de marzo, segunda cita con las urnas desde las europeas de mayo del 2019 y un verdadero test para comprobar la resistencia del macronismo a la revuelta de los denominados chalecos amarillos y la oposición a la reforma de las pensiones.

«Las dificultades reales del partido presidencial en esta cita electoral muestran los límites de la construcción ideológica de la mayoría parlamentaria. Estallan a plena luz las divisiones que hasta ahora estaban reservadas a los viejos partidos, al viejo mundo», analiza el editorialista de RTL Olivier Bost.

PISTOLETAZO DE SALIDA / Aunque el presidente se mantiene prudentemente alejado de la contienda para evitar interpretaciones nacionales del resultado, el Elíseo ve las municipales como el pistoletazo de salida de la siguiente salva electoral: el Senado a finales de este año, las departamentales y regionales en el 2021 y las presidenciales del 2022 en las que Macron apuesta por la ultraderechista Marine Le Pen como contrincante para repetir en el cargo.

Si el riesgo es evidente para el partido de Macron, el resto de formaciones también se juegan mucho en marzo y será interesante ver si la tradicional división ideológica izquierda-derecha que Macron quiso dinamitar se resiste a morir. «Todo el paisaje político, completamente fragmentado desde el 2017, va a recomponerse», analiza el diario digital Mediapart.

Para una derecha en ruinas, estas municipales son la oportunidad de conservar el enorme poder local logrado en el 2014 a expensas de un Partido Socialista que, ahora, pugnará solo por sobrevivir. Humillados en las europeas (8%) por los ecologistas (13%), Los Republicanos pretenden limitar la hemorragia hacia LREM y conservar al menos sus feudos de Marsella, Burdeos y Toulouse.

Los socialistas tendrán que mantener París, Lille, Rennes y Nantes para no caer en la irrelevancia y la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon muestra un perfil bajo integrándose en colectivos ciudadanos o en formaciones de izquierda. El partido de Marine Le Pen, actualmente al frente de 11 ayuntamientos franceses, busca como LREM un anclaje local, su talón de Aquiles, y centra sus esfuerzos en sus bastiones del norte y del arco mediterráneo.

La ultraderecha no tiene nada que hacer en las grandes ciudades, pero sí podría hacerse con unas cuantas localidades pequeñas, como Perpinyà, donde el favorito para la alcaldía es la antigua pareja de Le Pen, Louis Aliot. Reagrupación Nacional (ex-Frente Nacional) concibe el escrutinio como un trampolín hacia el Elíseo.

AUGE ECOLOGISTA / Todos los partidos tendrán que vérselas con el auge de los ecologistas, que en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo dieron la campanada al convertirse en los terceros más votados. Por eso abundan propuestas verdes en los programas de todos los candidatos: desde cantinas escolares con productos bio hasta el fomento de la movilidad limpia o la vegetación en las ciudades. Pero Europa Ecología Los Verdes (EELV) solo prosperará si consigue arañarle votos al Partido Socialista -su principal competidor- y moviliza al electorado menor de 35 años, generalmente reacio a acudir a las urnas.

No obstante, las municipales suelen generar interés en el votante, casi tanto como la elección del presidente. Además, los alcaldes son los políticos mejor valorados por los franceses. Siete de cada diez dicen estar satisfechos con su labor en el ayuntamiento, según un sondeo de BVA para Europe 1. Los que quieran mantenerse en el cargo deberán tener en cuenta que el nivel de impuestos, el desierto comercial en el que se han convertido los centros de las ciudades medianas y los problemas de circulación son temas que reúnen la preocupación del 43% de la población francesa.