Los resultados preliminares de las elecciones legislativas de Irán apuntaron ayer a una aplastante victoria de los conservadores en todo el país, incluso en las grandes ciudades, lo que confirma el retorno de la línea dura al poder legislativo.

El Parlamento anterior estaba dominado por los reformistas y moderados, que se vieron perjudicados en los comicios del pasado viernes por la descalificación de sus principales candidatos y el descontento de su electorado por la crisis económica que atraviesa el país.

La gran ganadora es la llamada Coalición de la unidad, en la que se fusionaron las dos principales listas de los conservadores, encabezadas por el exalcalde de Teherán Mohamad Baqer Qalibaf y el clérigo y exdiputado Morteza Aqa Tehraní.

La agencia Fars, vinculada a la Guardia Revolucionaria, señaló que en 202 circunscripciones, de las 208 en las que está dividido el país, se ha determinado el destino de 241 escaños de los 290 que componen el Parlamento. De estos asientos, 191 serán ocupados por conservadores o principalistas, 16 por reformistas y 34 por independientes, mientras que 14 deben someterse a una segunda ronda, que se celebrará el 17 de abril.

En Teherán, según los datos preliminares, el candidato más votado es Qalibaf, seguido de Mostafa Mirsalim, exministro de Cultura, y en tercer lugar se sitúa Aqa Tehraní. Qalibaf, que podría ser el próximo presidente del Parlamento, es un antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria que se ha presentado también en dos ocasiones a las elecciones presidenciales.

Los datos definitivos de Teherán en principio no se conocerán hasta hoy, según el portavoz de la Comisión Electoral, quien alegó que el gran número de votos y candidatos ralentiza el proceso. Casi 58 millones de iraníes estaban llamados a las urnas en unos comicios a los que concurrieron unos 7.150 candidatos. La agencia Fars informó de que hasta las 18 horas local de ayer, cuando debían haber cerrado los centros de votación, la participación era del 40% a nivel nacional.