Para no perder la costumbre, el primer ministro israelí en funciones, Binyamin Netanyahu, apura las últimas horas antes de que abran los colegios electorales para arrancar unos votos a los ciudadanos más ultraderechistas.

A un día de que Israel celebre sus terceras elecciones legislativas en menos de once meses, 'Bibi', como se conoce popularmente a Netanyahu, ha prometido en una entrevista a la radio pública israelí que, si gana los comicios, se anexionará partes del territorio palestino ocupado de Cisjordania "en cuestión de semanas".

El primer ministro ha asegurado este domingo que la anexión del Valle del Jordán y de otras partes de Cisjordania será su máxima prioridad si sigue en su trono de rey de Israel, en el que lleva una década.

Netanyahu ha señalado que "el comité conjunto estadounidense-israelí (encargado de elaborar la anexión de partes de Cisjordania) comenzó a trabajar hace una semana".

Un plan que viola el derecho internacional

El plan de paz para Oriente Próximo presentado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a final de enero en la Casa Blanca, junto a su amigo 'Bibi', da luz verde a Israel para anexionarse partes de Cisjordania. El proyecto viola el derecho internacional, que aboga por una solución de dos estados. El palestino tendría que establecerse en las fronteras anteriores a la Guerra de 1967, en la que Israel ocupó Gaza, Cisjordania, Jerusalén este, el Golán sirio y la península egipcia del Sinaí.

Las situación en Israel no está muy alejada de la que se dio que en los comicios anteriores del 17 de septiembre y el 9 de abril, por lo que respecta a las posibilidades de Netanyahu de ganar las elecciones por un estrecho margen. Lo que ahora ha cambiado es que a partir del 17 de marzo se enfrenta a un juicio por cargos de cohecho, fraude y abuso de poder en tres casos de corrupción.

Las intenciones de voto del electorado israelí no se han movido ni un ápice. La media de escaños que le otorga una combinación de sondeos es de 34 frente a 34 que obtendría también la coalición de centroderecha Azul y Blanco, encabezada por Benny Gantz. Algunas encuestas, incluso dan la victoria al primer ministro por dos asientos en una Knéset (Parlamento israelí) de 120.

Todo en punto muerto

En esta ocasión son 29 las formaciones que se presentan, pero no se espera que más de ocho superen el mínimo del 3,25% de los votos necesarios para entrar en la cámara, donde ningún partido ha logrado nunca mayoría absoluta. En Israel siempre han sido necesarios los gobiernos de coalición.

Si los vaticinios de los sondeos se cumplen, todo seguirá en un punto muerto, especialmente si las dos principales formaciones en liza empatan en número de escaños.

Netanyahu querrá pegarse a su silla porque mientras dure su juicio -desde meses hasta unos años- puede ser primer ministro, según la ley.Su problema es conseguir el apoyo de 61 diputados, aunque hay más fuerzas de ultraderecha y religiosas dispuestas a apoyarle que las proclives a respaldar a Gantz.

Netanyahu puede contar con los 16 escaños que obtendrían los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, y los 7 del ultraderechista Yamina (Derecha), pero le faltarían unos pocos para formar coalición.

El líder del partido de ultraderecha laico Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, que prevé obtener entre 7 y 8 escaños, ha dicho que no va a apoyarlo, pero podría cambiar de opinión.

Gantz lo tiene peor que 'Bibi'

Gantz lo tiene peor que 'Bibi'. De momento, cuenta con los 9 o 10 asientos que las encuestas dan a la alianza de partidos de centroizquierda Laboristas-Gesher-Meretz, y quizás ganarse el apoyo de Lieberman, pero no sería suficiente.

La tercera fuerza, según los sondeos, será la Lista Conjunta, integrada por partidos principalmente palestinos de Israel, que conseguirán entre 14 y 15 escaños. Pero la Lista Conjunta solo apoyará a Gantz si cambia radicalmente sus posturas respecto a la anexión de partes de Cisjordania, su actitud hacia Gaza y hacia la ocupación, algo impensable.

Si Gantz se impusiera a Netanyahu, aunque fuera por una victoria muy ajustada, podría abrirse la puerta a la formación de un gobierno de unidad nacional entre las dos principales fuerzas. Azul y Blanco está dispuesto a crearlo, pero a cambio de sacrificar a Netanyahu, a quien se apartaría del cargo de primer ministro por los casos de corrupción.