C onsolidados tras el pulso que mantuvieron con los socios más grandes de la UE en la maratoniana cumbre concluida en la madrugada de ayer, los países autodenominados frugales se disponen a continuar su cooperación, como contrapeso al eje París-Berlín.

Así lo dejó claro ayer el canciller federal de Austria, el conservador Sebastian Kurz, al calificar de «bastante histórica» la formación del citado grupo, integrado por su país, Holanda, Suecia y Dinamarca, y al que luego se unió Finlandia. «La cooperación de los frugales no ha terminado, sino que continuará», aseguró el jefe del Gobierno austriaco en Bruselas.

«Este es el punto más importante, porque creo que es bastante histórico», dijo Kurz al resaltar los resultados más relevantes de la cumbre. Aunque son países más bien pequeños, los frugales, liderados por Holanda, son contribuyentes netos a las arcas comunitarias y, como tales, han hecho sentir su peso en las cuatro jornadas de arduas negociaciones.

Estos países del norte y centro de Europa fueron los más reticentes a la propuesta inicial del presidente francés, Emmanuel Macron, y la cancillera alemana, Angela Merkel. Actuando como un bloque, han conseguido importantes concesiones, entre otras el recorte del volumen de ayudas directas a los socios más afectados por la pandemia e incrementar sus descuentos al presupuesto.

En declaraciones a la prensa en Bruselas tras alcanzarse el acuerdo esta madrugada, Rutte dijo estar «satisfecho» con el resultado alcanzado porque se trata de «un paquete integral y bueno» para los más afectados por la covid-19 y celebró que, al final, «en los casos más extremos, se podría apretar el freno de emergencia si esos países no han hecho lo suficiente».

Después de casi cinco días de tensas negociaciones en Bruselas, el jefe del Gobierno holandés logró los compromisos que buscaba y ahora espera que las reformas se «concreten» porque eso hará que los Estados miembros «sean fuertes y haya un mercado interno fuerte».

Sin embargo, los diferentes partidos de la ultraderecha en Países Bajos han reaccionado con fuertes críticas al primer ministro holandés al considerar que un fondo de reconstrucción pospandemia que incluye subvenciones es «una locura» y un acuerdo «histórico en la dirección equivocada».

El populista Geert Wilders, que lidera el Partido por la Libertad (PVV), el segundo grupo en el Parlamento holandés, opinó que Rutte se había «arrodillado» ante Bruselas al respaldar «390.000 millones de euros en regalos para el Sur de Europa», lo que es «una locura» porque «tira a la basura miles de millones que debería haber gastado» en Países Bajos.

Además, Wilders entiende que Rutte ha «engañado» así al ya célebre empleado de un centro de procesamiento de basura en La Haya que se coló ante las cámaras en mayo para instar al primer ministro a «no dar dinero» a Italia y España. «Los italianos y los españoles logran su dinero. Cientos de miles de millones en préstamos y regalos, pagados por el basurero y el resto de Países Bajos. ¡Vota para sacar a Rutte (del Gobierno)!», añadió el político, muy crítico con los rescates autorizados tras la crisis de 2008, que siempre denunció que el Sur es «un pozo sin fondo».

El euroescéptico Thierry Baudet, que situó en 2019 a Foro para la Democracia (FvD) como el partido más grande del Senado tras las elecciones provinciales, expresó que «los países del sur de Europa querían 500.000 millones en donaciones, lo que pasó a ser 390.000 millones. Rutte, por tanto, le dio al sur de Europa casi el 80 % de lo que exigían. Esas son deudas enormes». Además, «lo que es peor, el presupuesto de la UE no baja por lo que Países Bajos debería invertir más» y consideró que «una vez más, parece que Holanda es el cajero automático de la UE». H