Las autoridades indonesias informaron de que el periodo de transición hacia el desconfinamiento de la capital se retrasa dos semanas a partir de este viernes ante el número creciente de personas infectadas con la COVID-19.

El gobernador de Yakarta, Anies Baswedan, anunció la víspera la medida, que se prorroga hasta el 13 de agosto, tras confirmarse cerca de 400 infectados y 19 muertes en las últimas 24 horas en esta megaurbe, en cuya zona metropolitana residen 31 millones de habitantes.

Indonesia, con 106.000 casos y más de 5.000 fallecidos, es el país más afectado por la COVID-19 del Sudeste Asiático, aunque no ha implementado medidas drásticas de confinamiento masivo y optó por aislar a la población de la capital, la zona más impactada, por barrios y zonas.

El jueves, las autoridades sanitarias confirmaron 1.904 casos en todo el país y 83 decesos.

El desconfinamiento de Yakarta estaba previsto para el 5 de julio, pero se ha ido postergando en varias ocasiones, la última este jueves.

El país se encuentra de camino a la nueva normalidad y ya había permitido la reapertura de lugares de culto, empresas y otros negocios, aunque con varias limitaciones.

Las autoridades sanitarias han criticado en varias ocasiones la relajación de la población ante las medidas sanitarias y de distancia social impulsadas contra la COVID-19, como el laxo uso de mascarillas por una gran parte de los indonesios.

A pesar del aumento de los casos y el retraso de la completa reapertura, el gobierno del presidente Joko Widodo se muestra más preocupado por la reactivación de la economía nacional, y uno de los representantes gubernamentales pidió a la gente que "salga a la calle" ante el "descenso drástico" de la actividad económica.

Indonesia, que con 270 millones de habitantes es el cuarto país más poblado del mundo, se dirige a una recesión, con una caída del producto interior bruto prevista del 3 por ciento para este año.