Donald Trump ha puesto este domingo fin al caos que él mismo creó y finalmente, de forma abrupta, ha firmado la ley que incluye 900.000 millones de dólares de rescate ante la pandemia y 1,4 billones para financiar el gobierno hasta septiembre de 2021. Su arrebato contra la ley en los estertores de su mandato ha durado seis días.

Con el país asomado a un precipicio de crisis, Trump dejó en el limbo la ley el martes, argumentando que quería cheques para los ciudadanos de 2.000 dólares en lugar de 600 y denunciando varios de sus componentes, mezclando en las críticas el paquete de ayudas con el presupuesto del gobierno. Sin llegar a amenazar formalmente con un veto que podría haber sido superado por el Congreso, postergó la firma el tiempo suficiente para que el sábado expiraran dos de los programas de prestaciones al desempleo, que ahora la ley reactiva. Su pataleta, no obstante, representará un retraso en la implementación de esos programas que asisten a 14 millones de estadounidenses.

El reto de Trump amenazaba también con provocar un cierre administrativo del gobierno, que el lunes se quedaba sin presupuesto operativo.

Firma entre partidas de golf

La firma este domingo desde Mar-a-Lago, donde pasa las fiestas navideñas, ha llegado por sorpresa. Primero el presidente, que ha pasado el fin de semana entre partida y partida de golf tuiteando contra la ley, ha colgado un mensaje para anunciar por la tarde “buenas noticias”. Algo menos de dos horas después, esta vez sin anuncio en su cuenta en la red social, la Casa Blanca ha emitido un comunicado anunciando la firma de la H.R. 133, donde según ha explicado un portavoz Trump ha estampado su firma antes de irse a su club de golf.

La Casa Blanca ha enviado también un comunicado con una declaración de Trump donde, con un tono triunfalista, y en un texto salpicado de falsedades, explica que va a devolver al Congreso la ley con revisiones y cambios que quiere que se hagan en la norma. Trump promete votaciones en las Cámaras, pero ni mucho menos está garantizado que vayan a realizar las alteraciones que él propone. De hecho se da por sentado que serán ignoradas, y no hay mención alguna a cambios en el primer mensaje que ha colgado el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, aplaudiendo al presidente por firmar.

Los republicanos, el Senado y Georgia

No está claro qué ha llevado al cambio de parecer a Trump, sobre el que el fin de semana habían intensificado las críticas demócratas pero también, sobre todo, las presiones de los republicanos, tanto en público como en privado. En Mar-a-Lago ha escuchado ruegos por firmar de senadores como Lindsey Graham y en FoxNews, por ejemplo, aparecía este domingo el senador Patrick Toomey y decía: “Entiendo que quiere ser recordado por defender grandes cheques, pero el peligro es que sea recordado por caos, miseria y comportamiento errático si permite que expire”.

Toomey es el mismo republicano que amenazó el consenso sobre el rescate durante la negociación de la ley el fin de semana pasado con un empeño por limitar los poderes de la Reserva Federal para actuar ante la crisis y será quien presida el poderoso comité bancario del Senado si los republicanos mantienen el control de la cámara, algo que se decidirá en la segunda vuelta por dos escaños en Georgia el 5 de enero.

Esa trascendental cita electoral en Georgia ha flotado precisamente en este episodio. Con su empeño en elevar los cheques a 2.000 dólares Trump, que sigue teniendo un sólido respaldo entre sus bases, no solo enviaba un mensaje populista y trataba de mostrarles fuerza sino que también estaba presionando indirectamente a los republicanos a mostrarle lealtad, a él y no al liderazgo del partido conservador en el Congreso, en su imposible reto a los resultados de las elecciones en que fue derrotado por Joe Biden. Y con su rechazo estos seis días a la ley y esa presión a su partido se mostraba dispuesto a poner en juego el control republicano del Senado (aunque ha anunciado que el día 4 irá a hacer campaña por los dos candidatos en Georgia).

Según fuentes citadas por 'The Washington Post', Trump ni siquiera ha pasado el fin de semana en Mar-a-Lago hablando de la ley sino criticando a los líderes republicanos que han aceptado la victoria de Biden, que será corroborada por el Congreso el 6 de enero.

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