El primer ministro británico, Boris Johnson, efectúa este jueves un controvertido viaje a Escocia para defender la unidad del país frente al auge de un movimiento independentista alentado por el Brexit y la gestión de la pandemia de coronavirus. Johnson visitará Glasgow y Edimburgo, donde intentará destacar el papel del Gobierno británico en la lucha contra la pandemia en Escocia, desde el despliegue de su ejército para ayudar en la distribución de vacunas hasta el apoyo financiero adicional aportado.

Pero los sondeos muestran que los escoceses prefieren mayoritariamente la gestión de la crisis sanitaria hecha por la primera ministra escocesa, la independentista Nicola Sturgeon. Líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Sturgeon está en conflicto abierto con Johnson por su firme negativa a permitir un segundo referéndum de autodeterminación tras el de 2014, en que se impuso por 55% la permanencia de Escocia en el país.

Entonces el principal argumento contra la independencia fue el riesgo de quedar fuera de la Unión Europea. Pero, paradójicamente, dos años después el referéndum sobre el Brexit, al que los escoceses se opusieron con fuerza, provocó su salida del bloque precisamente por pertenecer al Reino Unido.

Afirmando que esto cambia la situación, el SNP está decidido a organizar otra consulta, aprovechando un considerable aumento de su popularidad que parece encaminado a darles una cómoda mayoría absoluta en las legislativas regionales de mayo.

Encuestas favorables a la independencia

En este contexto, el SNP dejó claro que Johnson, al que consideran ya en campaña, no es bienvenido: "Escocia no votó por este gobierno conservador, no votamos por el Brexit y ciertamente no votamos por Boris Johnson", lanzó su número dos, Keith Brown. "Sin embargo, en medio de una pandemia mundial, nos han arrancado del mayor mercado único del mundo en contra de nuestra voluntad, causando estragos en las empresas y acumulando aún más presión sobre nuestro servicio público de salud", agregó en referencia a la UE.

Veinte encuestas consecutivas han mostrado un apoyo mayoritario a la independencia de Escocia y el SNP ha publicado una "hoja de ruta hacia un referéndum" que, aunque aseguran que será legal, recuerda preocupantemente al desafío independentista catalán de 2017.

El "primer ministro es presa del pánico", afirmó Brown, apoyándose en que Downing Street haya "calificando este viaje como 'esencial'". En un país confinado por tercera vez contra el coronavirus, solo los "viajes esenciales" están autorizados y Sturgeon utilizó este argumento para intentar impedir el desplazamiento de Johnson. "Personas como yo y Boris Johnson tenemos que trabajar por razones que la gente entiende, pero no tenemos que viajar por todo el Reino Unido. Tenemos el deber de predicar con el ejemplo", dijo el miércoles.

Downing Street respondió que es "papel fundamental del primer ministro representar físicamente al Gobierno británico" y debe "estar accesible para las comunidades, las empresas y el público". Antes de emprender viaje, Johnson alabó los "grandes beneficios de la cooperación" en el Reino Unido desde el comienzo de la pandemia. "Hemos trabajado juntos para derrotar al virus", afirmó en un comunicado.

Líderes locales

Pero los gobiernos descentralizados de Escocia, Gales e Irlanda del Norte son responsables de sus políticas sanitarias y la pandemia ha dado especial protagonismo a sus líderes locales. Dictando cada uno sus propias restricciones, a menudo se han enfrentado a Londres, que establece las normas para Inglaterra.

La visita de Johnson coincide con el anuncio de la fabricación a gran escala en Escocia de una vacuna del covid-19 de la empresa biotecnológica franco-austriaca Valneva que espera una próxima aprobación. El Gobierno británico ya ha reservado 60 millones de dosis de esta vacuna, que deberían estar disponibles a finales de año si es autorizada para su uso.

"Es genial que Valneva esté iniciando la fabricación a gran escala de su vacuna potencial, creando 100 puestos de trabajo altamente cualificados en sus instalaciones de Livingston", cerca de Edimburgo, celebró el primer ministro conservador en un tuit.