La ampliación del aeropuerto londinense de Heathrow ha estado acompañada por una enorme y larga polémica. Su aprobación sólo se logró en diciembre del pasado año tras más de una década de batallas políticas y judiciales. Los argumentos económicos se daban de bruces con los medioambientales. Situado al oeste de la capital, dotado actualmente de cuatro terminales y dos pistas, su extensión implica cambiar carreteras y el trazado de la autopista M25, desviar ríos y destruir 761 viviendas, incluido el barrio residencial de Longford.

Divisiones políticas y judiciales

El proyecto de la tercera pista, controlado por la española Ferrovial, fue aprobado en el 2009, por el entonces primer ministro laborista Gordon Brown. Un año después, el conservador David Cameron, al frente de un gobierno de coalición con los liberales, lo desechó radicalmente. Se estudiaron sin éxito otras alternativas, como la creación de un nuevo aeropuerto en el estuario del Támesis, pero en el 2018, con Theresa May como primera ministra, el Parlamento aprobó la tercera pista. Boris Johnson, que siendo diputado por el distrito Uxbridge and South Ruislip muy próximo a Heathrow dijo oponerse fervientemente y estar dispuesto a “tumbarse delante de los bulldozers”, para evitar la construcción, estuvo ausente el día de la votación en la Cámara de los Comunes.

Las organizaciones medioambientales y los vecinos de la zona del aeródromo recurrieron la expansión en los tribunales. Entre los demandantes estaban organizaciones como Amigos de la Tierra, Greenpeace, Plan B y el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan. Argumentaron que una nueva pista violaba el Acuerdo de París sobre cambio climático con el compromiso del Gobierno británico de eliminar las emisiones de carbono contaminantes de la economía para el 2050. El Tribunal de Apelación de Londres les dio la razón, pero Ferrovial recurrió la sentencia y el Tribunal Supremo falló a su favor y anuló el dictamen anterior.  

 Prioridad a la economía

En el debate sobre la expansión de Heathrow el factor económico ha sido decisivo en la defensa del proyecto. De acuerdo con el Ministerio de Transportes, la ampliación beneficiará a los pasajeros, será una inyección de 61.000 millones de libras (71.441 millones de euros) para la economía y creará 77.000 puestos de trabajo locales para el 2030.Otras fuentes subrayan que más del 40% de las exportaciones británicas a países fuera de la Unión Europea se realizan a través de Heathrow. La construcción implicará también nuevas terminales y más espacios de parking.

En el debate sobre la expansión de Heathrow el factor económico ha sido decisivo en la defensa del proyecto. De acuerdo con el Ministerio de Transportes, la ampliación beneficiará a los pasajeros, será una inyección de 61.000 millones de libras (71.441 millones de euros) para la economía y creará 77.000 puestos de trabajo locales para el 2030.Otras fuentes subrayan que más del 40% de las exportaciones británicas a países fuera de la Unión Europea se realizan a través de Heathrow. La construcción implicará también nuevas terminales y más espacios de parking.