El primer ministro de Malasia, Muhyiddin Yassin, presentó este lunes su dimisión, acuciado por la crisis política que vive desde hace un año el país y frente a las crecientes críticas por su gestión contra la pandemia.

El dirigente acudió esta mañana al Palacio Nacional donde presentó su renuncia al rey Abdullah de Pahang, quien aceptó la dimisión pero le nombró primer ministro interino hasta que uno de los posibles candidatos a sucederle logre el apoyo mayoritario del Parlamento.

El jefe de Estado, puesto rotatorio entre los sultanes malasios, indicó en un comunicado que no es el momento de celebrar elecciones anticipadas debido a la fuerte ola actual de la covid-19, la peor desde el inicio de la pandemia que registra el país.

En un discurso televisado, el ahora mandatario interino culpó de su caída a "partidos avariciosos en busca de poder" y "cleptócratas" y aseguró que hizo todo lo posible para liderar al país durante la crisis "económica y sanitaria sin precedentes".

"Claramente he perdido la mayoría en el Parlamento, si el primer ministro no cuenta con los suficientes apoyos, él y todo su Gabinete deben dimitir conforme a lo estipulado en la Constitución", apuntó Muhyiddin.

17 meses en el puesto

El político malasio, quien asumió el cargo en marzo de 2020, se ha mostrado como un superviviente durante los 17 meses que ha permanecido en el puesto y en varias ocasiones ha logrado asirse al poder y salir victorioso en el último momento frente a los numerosos pulsos lanzados por la oposición.

A principios de agosto, el partido Organización Nacional de los Malayos Unidos (UMNO), acorralado por acusaciones de corrupción contra sus principales líderes, retiró públicamente su apoyo al gobierno, que quedó en una evidente minoría.

Muhyiddin no pudo esquivar este el último golpe, tras las primeras sesiones parlamentarias del año a raíz del cierre del Legislativo por la pandemia, y accedió a realizar una moción de censura contra su gobierno en septiembre.

En las últimas semanas, Muhyiddin y sus correligionarios buscaron sin éxito reunir el apoyo de al menos 111 legisladores que le permitieran conservar mayoría simple en el Parlamento.

Conforme a las cábalas de analistas políticos, el actual primer ministro solo contaría con el favor de un centenar de parlamentarios, mientras, de momento, ningún otro posible candidato a sucederle cuenta con el respaldo mayoritario del Legislativo.

La crisis política de Malasia llega cuando el país se enfrenta a su peor ola de la covid-19 durante toda la pandemia, en la que ha llegado a superar los 21.500 casos diarios y más de 350 fallecidos.

El pasado 29 de julio, el rey Abdullah desautorizó públicamente al Gobierno y mantuvo el decreto de emergencia contra la pandemia, que el Muhyiddin iba a levantar a partir del 1 de agosto.

Malasia, con 32 millones de habitantes, ha detectado dentro de sus fronteras más de 1,4 millón de infectados con la covid-19, incluidos 12.510 muertos, desde el inicio de la pandemia.