Una de las grandes preocupaciones de gobiernos y partidos políticos europeos es que la retirada de Estados Unidos de Afganistán y la victoria de los talibanes desencadene una oleada de refugiados en Europa como la vivida hace seis años. El alto representante para la política exterior de la UE, Josep Borrell, no cree que vaya a producirse e insiste en que la prioridad sigue siendo ayudar a la población afgana. “No creo que haya que esperar un gran movimiento migratorio hacia Europa salvo que se produzca una guerra civil lo cual no parece probable en lo inmediato”, ha asegurado este martes durante un debate en el Parlamento Europeo en el que ha vuelto a defender los contactos con el Gobierno talibán, para continuar con las evacuaciones de los nacionales europeos y los afganos que han colaborado con occidente y que la ayuda humanitaria llegue a aquellos que lo necesitan.

No queremos que la oferta de protección a los afganos en riesgo sea considerada como un efecto llamada. Para algunos ministros es lo que ocurrió en 2015 y 2016. Pero queremos proteger a muchos afganos que merecen nuestra protección”, ha explicado. Y lo primero ha dicho es ayudar a los cinco millones de personas que viven en el norte del país, amenazados por una hambruna excepcional, y hacerlo antes de que la ayuda quede bloqueada por las nieves. “Hay que ayudarles por razones humanitarias y no porque si no lo hacemos emigren y provoquen un problema en casa”, ha recordado durante un debate en el que la ultraderecha ha vinculado inmigración y terrorismo.

Para brindar esa protección, el jefe de la diplomacia europea, tal y como lleva semanas repitiendo, ha recordado que “no nos queda otra que hablar” con los talibanes aunque ha vuelto a repetir que este diálogo no supondrá el reconocimiento del gobierno. Además, aunque el nuevo Ejecutivo del país no cumple ninguno de los deseos europeos y está formado por el ala más dura de los talibanes, con un ministro de Educación que se ha estrenado diciendo que lo importante “no es ser educado sino piadoso”, Borrell ha defendido la apertura rápida de “un canal de discusión” para distribuir la ayuda e intentar evacuar a las personas vulnerables del país. Para ello también considera vital intensificar los contactos con “actores claves” de la región como Qatar, Pakistán, Rusia, China, Turquía, Tajikistán y Uzbekistan.

Antena en Kabul

“La prioridad debe ser evitar quedar excluidos. La retirada de Estados Unidos no debería significar ipso facto nuestra exclusión geoestratégica” de la región, ha explicado desde el atril del hemiciclo en Estrasburgo. En todo caso, la prioridad para la UE es que la ayuda alimentaria y la ayuda humanitaria llegue a buen puerto y, a continuación, conseguir establecer una “antena europea” en Kabul desde la que seguir de cerca lo que ocurre en el país porque la crisis no ha terminado y “Afganistán se va a hundir financieramente si no hacemos algo para impedirlo”. 

Borrell también ha aprovechado el debate para hacer autocrítica sobre los veinte años de presencia militar en Afganistán. Ha admitido que lo ocurrido demuestra que “la solución a muchos problemas no es militar” porque “la mayor potencia del mundo gastando 300 millones de dólares al día no ha conseguido ganar una guerra frente al país más pobre de la tierra”. Aún así, también ha explicado que detrás de cualquier acción diplomática también tiene que haber una capacidad militar porque “a veces las cosas se ponen feas y la palabra no basta. Aunque sea solo por el carácter disuasivo, una capacidad militar la tiene que tener cualquier actor que se quiera llamar geopolítico”, ha dicho. “La solución no es la guerra pero eso no nos exhume a los europeos de tener una capacidad militar propia para utilizarla cuando sea necesario y este debate tiene que continuar”, ha reivindicado como colofón a un debate con 77 intervenciones que culminará en una resolución este jueves.