Las fronteras de Estados Unidos volverán a abrirse a partir de noviembre para los ciudadanos plenamente vacunados de la Unión Europea y el Reino Unido tras 18 meses de cierre casi total. La Casa Blanca ha confirmado un acuerdo que habían avanzado esta mañana fuentes oficiales y que representa un triunfo diplomático para Bruselas y Londres, que han pasado las últimas semanas en intensas negociaciones con Washington.

La decisión de la Administración de Joe Biden llega en el marco de las reuniones de la Asamblea General de Naciones Unidas y ayuda a aliviar una parte de las tensiones que se han disparado con los aliados europeos. Las restricciones impuestas a los ciudadanos de los países Schengen era precisamente uno de los puntos de tensión. La Unión Europea no consideraba justificado mantener restricciones de viaje a sus ciudadanos teniendo en cuenta los índices de vacunación y de contagio, que eran mejores que los de algunos otros países a los que EEUU no ha estado imponiendo limitaciones. Las autoridades europeas también esperaban reciprocidad tras haber levantado en junio las restricciones que imponía a los estadounidenses.

Vacuna y prueba negativa

Jeff Zients, el coordinador de la respuesta a la pandemia de la Casa Blanca, ha explicado los detalles del acuerdo, que entrará en vigor "a principios de noviembre". Según ha anunciado, se requerirá junto a la prueba de vacunación mostrar el resultado de una prueba negativa de covid-19 realizada en los tres días anteriores al viaje a EEUU.

El anuncio es parte de una campaña más amplía de la Casa Blanca para rehacer la política global respecto a los viajeros internacionales que llegan al país, donde crecía también el malestar de las industrias relacionadas con el sector turístico y la presión a la Casa Blanca. Zients, ha anunciado también que se levantan las restricciones para los ciudadanos plenamente vacunados de China, Irán, Brasil, Sudáfrica e India.

Desde que la Administración de Donald Trump impuso en marzo de 2020 un veto que mantuvo el gobierno de Biden, solo habían podido viajar desde la UE y el Reino Unido y de los otros países afectados ciudadanos estadounidenses y sus familiares más cercanos, quienes tenían permisos de residencia (la 'green card') y los extranjeros con determinados tipos de visado a los que se granjeaba una Excepción de Interés Nacional, o quien llegara tras haber pasado los últimos 14 días en países sin restricciones similares de viaje.

Fuentes de la Administración han querido insistir en que la decisión se ha adoptado únicamente por criterios científicos y no políticos. En una llamada informativa con periodistas sobre las reuniones esta semana en la ONU Erica Barks-Ruggles, alto cargo en la oficina de asuntos de organización internacional, ha rechazado que el fin de las restricciones tenga ningún elemento de intentar calmar las tensiones disparadas con Francia por el acuerdo AUKUS que ha dejado a París fuera de una nueva alianza entre EEUU, Reino Unido y Australia para plantar cara a China. "Esto realmente está movido por la ciencia del Covid", ha dicho Barks-Ruggles.

"Los viajes internacionales son críticos para conectar a familias y amigos, alimentar grandes y pequeños negocios, promover el intercambio abierto de ideas y culturas", ha dicho por su parte Zients. "Por eso, con la ciencia y la salud pública como guía, hemos desarrollado un nuevo sistema de viajes aéreos que mejora la seguridad de los estadounidenses aquí y la seguridad de los viajes aéreos internacionales".

Estadounidenses no vacunados

El plan estadounidense también afecta a sus propios ciudadanos. Los estadounidenses no vacunados que estén en el extranjero y quieran viajar a su país deberán presentar una prueba de covid-19 negativa realizada la víspera de su viaje y serán sometidos también a otra prueba al llegar a EEUU. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, además, van a emitir una directiva que requerirá a las aerolíneas a recopilar el teléfono y el correo electrónico de los viajeros para crear un nuevo sistema de seguimiento.

En EEUU solo el 54% de la población está plenamente vacunada, porcentaje que sube al 64% en el total de población que ha recibido al menos una dosis. Aunque en los últimos días el número de contagios y hospitalizaciones impulsados por la propagación de la variante delta ha comenzado a bajar tras empezar a dispararse en julio, el país registraba este domingo 2.000 fallecidos en una pandemia que desde su inicio se ha cobrado en EEUU casi 675.000 vidas.