La Alianza Global para la Vacunación (GAVI, en sus siglas en inglés) ha reducido de nuevo su objetivo de abastecimiento de vacunas a los países más pobres. Una cifra que pasó de los 1.900 millones de dosis iniciales a 1.400 millones a principios de septiembre y que, ahora, la organización ha reducido hasta los 1.100 millones de inyecciones. Su presidente, el exprimer ministro portugués y expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, atiende a EL PERIÓDICO y a otros medios extranjeros para explicar las dificultades en la compra de vacunas a precios competitivos y para alertar de los riesgos de un excesivo proteccionismo por parte de los países exportadores. 

-Han pasado 10 meses desde el inicio de la vacunación en el mundo. ¿Qué balance hace hasta la fecha? 

-Estamos ante una situación de gran injusticia. En este momento casi un 70% de la población de los países más ricos está vacunada, frente al 32% de los países de ingresos medios y al 2,3% de los países más pobres. El objetivo de Covax [la alianza con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI)] es comprar las vacunas de forma colectiva para bajar los precios y llegar al número máximo de personas, pero los países más ricos han aprovechado su mayor poder de compra para acumular inyecciones, algunas veces hasta cinco o seis veces más de las que necesitan para inmunizar a su población.

-Otros países, como la India, han bloqueado las exportaciones. ¿Cómo les ha afectado eso? 

-La India es uno de los mayores productores mundiales de vacunas, y muchos de los contratos que Covax había hecho eran con empresas de ese país. Cuando el número de contagios aumentó dejaron de abastecer a terceros países y la situación se mantiene en este momento, aunque el Gobierno ha prometido que volverá a autorizar la exportación este mismo mes. Esperemos que sea así.

-¿Cuántas vacunas han conseguido hasta ahora? 

-La alianza Covax ha entregado 340 millones de dosis en 144 países. Nunca había existido una campaña de distribución tan amplia y compleja, aunque es cierto que todavía no estamos donde queríamos estar. Conseguimos recaudar 10.000 millones de dólares [8.640 millones de euros] para comprar vacunas, pero no podíamos acceder a ellas por los problemas que ya he citado, sumados a los retrasos en las cadenas de abastecimiento y de producción de algunas farmacéuticas. Todo esto nos ha obligado a reducir nuestro objetivo, que en este momento está más cerca de los 1.100 millones de dosis en 2021 que de los 1.400 millones que habíamos fijado. 

-El presidente de EEUU fijó el objetivo de inmunizar a un 70% de la población mundial antes de septiembre de 2022. ¿Es un objetivo realista? 

-Es un objetivo muy ambicioso, pero espero que podamos conseguirlo. EEUU se ha comprometido a entregar 1.100 millones de dosis a los países más pobres, la Unión Europea donará 500 millones y otros países también han hecho anuncios similares, como Japón. Eso nos permitirá compensar aquellos contratos que no hemos conseguido ejecutar a tiempo.

-Más allá de los problemas de abastecimiento, los países más pobres carecen de infraestructuras y de personal suficiente para llevar a cabo una vacunación masiva. ¿Cómo se puede garantizar que se realiza con éxito? 

-Necesitamos que los países ricos se comprometan a hacer las entregas con algún tiempo de margen, porque en muchos casos hacen las donaciones cuando las vacunas están cerca de caducar. Esto es un problema terrible, que se suma a las dificultades logísticas, administrativas e incluso jurídicas. Nuestra previsión es que los problemas de abastecimiento se resuelvan en 2022, y a partir de ese momento la dificultad estará en la capacidad de absorción de cada país, ya que muchos de ellos tienen sistemas de salud muy frágiles. Es necesario tener el personal preparado para reaccionar con suficiente rapidez y evitar así la aparición de nuevas variantes más agresivas. Aunque parezca un eslogan, nadie estará salvo hasta que todos estemos a salvo.