América Latina es la mayor productora de alimentos en el mundo. Al comenzar el siglo superó a Norteamérica y para 2024 se espera que el comercio neto de sus productos agrícolas triplique el valor alcanzado hace dos décadas. Los expertos estiman que la región podría alimentar 10 veces a quienes sufren de hambre. Sin embargo, sucede lo contrario. En 2020, 59,7 millones de personas, un 30% más que el año anterior, padecieron hambre en la región, la mayor cifra de los últimos 20 años. Además, cuatro de cada 10 personas -aproximadamente 267 millones- experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2020, unos 60 millones más que en 2019. Solo en Sudamérica, 167,8 millones de personas se vieron expuestas a esta situación. Entre 2014 y 2020, el indicador creció en un 121%.

La pandemia ha agravado la crisis económica preexistente, así como las desigualdades más visibles. Los datos, sacados de un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Programa Mundial de Alimentos y Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presentado este martes, ofrecen un panorama descarnado. La inseguridad alimentaria se retrotrae a niveles de hace 21 años.

En otra escala de mayor sufrimiento, el 14% de la población regional ha pasado un día o más sin comer en medio del confinamiento. "Debemos decirlo alto y claro: América Latina y el Caribe enfrenta una situación crítica en términos de su seguridad alimentaria. Ha habido un aumento de casi el 79% en el número de personas con hambre entre 2014 y 2020 ", remarcó el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, al resumir lo ocurrido durante los últimos seis años.

La inseguridad alimentaria no ha afectado a las personas de manera igual. El 41,8% de las mujeres convivieron con padecimientos moderados o graves, en comparación con el 32,2% de los hombres. Esta disparidad venía creciendo desde los últimos seis años.

Malnutrición y obesidad

Lo flagelos no terminan aquí. "En América Latina y el Caribe, el covid-19 ha empeorado la crisis de malnutrición. Con los servicios interrumpidos y los medios de vida devastados, las familias tienen más dificultades para poner alimentos saludables en la mesa, lo que deja a muchos niños y niñas con hambre y a otros con sobrepeso", remarcó Jean Gough, representante de UNICEF.

El informe es concluyente en ese sentido. 106 millones de personas, es decir, uno de cada cuatro adultos, padecen obesidad y sobrepeso en América Latina y el Caribe. Entre 2000 y 2016 se ha computado un incremento de 7,2 puntos porcentuales en América del Sur y 9,5 puntos porcentuales en el Caribe. A su vez, el sobrepeso infantil también ha ido en aumento desde hace 20 años: 3,9 millones de niños y niñas -el 7,5% de los menores de cinco años- tenían sobrepeso durante el primer año de la pandemia, lo que representa casi dos puntos porcentuales por encima del promedio mundial. Gough señaló al respecto que para que los menores "crezcan sanos", hay que asegurar que "todas las familias tengan acceso a alimentos nutritivos y asequibles".

El informe de la ONU es taxativo: se necesitan "acciones urgentes" para detener el aumento de los trastornos. Los países, subraya, tienen que "transformar sus sistemas agroalimentarios y hacerlos más eficientes, resilientes, inclusivos y sostenibles". 

Alimentos desperdiciados

El hambre lleva la marca de la desigualdad social, con el añadido de una ineficiencia estructural para combatirlo. La propia FAO aseguró meses atrás que cada año se arrojan en el mundo 1.030 millones de toneladas de alimentos a la basura. Se trata del 17% de todos los alimentos disponibles. En América Latina se pierden 348.000 toneladas de alimentos por día, lo que representa a 127 millones de toneladas al año. Una reciente Cumbre sobre Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en América Latina y el Caribe, llevada a cabo de manera virtual, dio cuenta de que esas cifras podrían ser mayores porque muchos países no realizan mediciones sobre cuánto se pierde y desperdicia exactamente.