Austria levantó este domingo el confinamiento general -seguirá vigente para los no vacunados o quienes no hayan pasado la enfermedad- y, aunque se redujeron mucho las cifras de contagios, todavía existe una gran presión hospitalaria, especialmente en las ucis.

Las restricciones seguirán vigentes para los no vacunados que, además, se enfrentan a partir de febrero a multas de hasta 3.600 euros si no se inmunizan.

A partir de este domingo, las personas que no estén vacunadas solo pueden salir de sus hogares para ir al trabajo -donde deberán presentar una prueba negativa cada dos días-, realizar compras esenciales, pasear o ejercitarse. Se les prohíbe la entrada a cualquier lugar de ocio o tiendas no esenciales.

En Austria, donde menos del 69 % de la población está inmunizada con la pauta completa, se calcula que existen 1,4 millones de personas mayores de 14 años que todavía no se han vacunado.

El Gobierno anunció esta semana que no prolongaría el confinamiento general más allá de la fecha prevista de la medianoche del día 11, pero subrayó que las restricciones seguirán vigentes para los no vacunados.

El confinamiento general ha ayudado a reducir las infecciones diarias hasta un tercio de su pico de finales de noviembre.

El sábado, el último día del confinamiento general, se registraron 4.460 positivos, una cifra muy inferior a los 13.806 del 22 de noviembre, cuando empezaron los cierres, aunque la situación en las ucis sigue siendo complicada.

Mientras que al inicio del confinamiento había 562 pacientes en la uci ahora hay 573, aunque con una tendencia claramente decreciente desde el máximo de 670 que se registró el pasado martes.

Con el confinamiento han estado cerrados bares, restaurantes, hoteles, espacios de ocio como teatros y museos, y todo el comercio salvo tiendas esenciales como supermercados, farmacias y droguerías.

Al decaer las medidas a escala nacional, cada región aplica a partir de ahora restricciones propias.

Por ejemplo, Viena, la capital y la ciudad más poblada del país, mantiene el cierre de bares y restaurantes hasta el día 20, mientras que Vorarlberg -que con 700,8 de incidencia por 100.000 habitantes tiene la cifra más alta del país- permite desde hoy las aperturas.

A los espacios gastronómicos y al ocio solo se podrá acceder con un certificado de haber sido vacunado o de haber superado la enfermedad.

El uso de mascarillas en los espacios cerrados es obligatorio y existen limitaciones de aforo para reducir posibles contagios.

El Gobierno austríaco de conservadores y ecologistas ha sido el primero de la Unión Europea (UE) en introducir la vacunación obligatoria para el conjunto de la población.

Todas las formaciones parlamentarias -conservadores, ecologistas, liberales y socialdemócratas- menos el ultraderechista FPÖ han anunciado que respaldan la inmunización obligatoria.

La medida ha sido contestada con varias manifestaciones multitudinarias en las últimas tres semanas, la última, este mismo sábado, reunió a unas 44.000 personas en Viena, según la policía.

Estas protestas están promovidas y alentadas por el FPÖ, que cuenta con alrededor de un 20 % de intención de voto y es contrario a la vacunación obligatoria y, en general, a cualquier restricción por la pandemia.

El líder de esta formación, Herbert Kickl, ha sostenido que el coronavirus se puede tratar con un desparasitador veterinario, ibuprofeno y vitamina C, y los diputados de la formación se negaron a usar mascarillas -tal como era preceptivo- en el Parlamento.