Dos trabajadores humanitarios de la oenegé Save The Childrens permanecen desaparecidos en un incidente vinculado con el asesinato de 38 civiles, incluidos mujeres y niños, a raíz de un ataque del Ejército de Birmania.

"Tenemos la confirmación de que su vehículo privado fue atacado y quemado. Según los informes, los militares obligaron a las personas a salir de sus automóviles, arrestaron a algunas, mataron a otras y quemaron sus cuerpos", denuncia la oenegé en un comunicado, que apunta que sus trabajadores volvían a sus hogares por navidad.

El incidente tuvo lugar el viernes en una carretera cercana a la población de Moso, en el estado Kayah, este del país.

Según la oenegé birmana Grupo para los Derechos Humanos Karenni, que denunció inicialmente la masacre, las víctimas son desplazados internos que murieron a manos de los militares.

"Horrenda violación de los de derechos humanos"

La oenegé birmana, que acompaña el comunicado del sábado con fotografías de la matanza, calificó el incidente como "horrenda violación de los de derechos humanos" y reclamó juzgar a los responsables.

Por su parte, la prensa oficialista señaló que los militares abatieron a un número indeterminado de "terroristas armados" que viajaban en siete vehículos y que no tenían intención de parar ante el requerimiento de los oficiales.

El estado Kayah es uno de los escenarios donde las guerrillas étnicas armadas plantan cara al Ejército, que se ha ensañado desde la toma de poder del 1 de febrero contra esta y otras zonas controladas por los rebeldes que se oponen al gobierno golpista.

Por su parte, la guerrilla Fuerza Nacional para la Defensa Karenni (KNDF, en inglés), que actúa en la región, subrayó que las víctimas son civiles y que no forman parte de sus filas, recoge el portal de noticias Myanmar Now.

"No sabemos exactamente cuántas mujeres, hombres y niños hay entre los quemados. Algunos se convirtieron en cenizas, otros se carbonizaron (...) Los (cuerpos) ya no son reconocibles o identificables", dijo la víspera un comandante del KNDF.

Golpe de Estado

Birmania ha entrado en una espiral de crisis y violencia desde que los militares liderados por Min Aung Hlaing tomaron el poder en un golpe de Estado el pasado 1 de febrero.

Además de protestas pacíficas y un movimiento de desobediencia civil, se han formado milicias civiles que han tomado las armas junto a las guerrillas étnicas que llevan en conflicto con el Ejército birmano desde hace décadas.

Tras casi 11 meses después de la asonada, la junta militar sigue sin tener el control completo del país a pesar de la brutal violencia utilizada contra la disidencia y que ha causado hasta la fecha al menos 1.375 muertos, según una organización de activistas birmanos.

El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre de 2020, en los que ganó claramente el partido de la líder depuesta Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.