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Europa

Auge de un partido 'anticorona' en Austria

Las encuestas predicen entrada al MFG en el Parlamento del país alpino

Michael Brunner, presidente del partido MFG austriaco.

Fue la gran sorpresa de las elecciones regionales austriacas de finales del pasado septiembre: el partido Seres Humanos, Libertad y Derechos Fundamentales (MFG, en sus siglas en alemán) consiguió tres representantes en el Parlamento regional del estado federado de Alta Austria, en el norte del país. La formación, desconocida hasta hace bien poco y fundada a principios del 2021, obtuvo el 6% de los votos.

La motivación política principal de MFG es su oposición radical al uso de mascarillas, a las restricciones de la vida pública y al uso generalizado de las vacunas contra el coronavirus. El MFG es el primer partido nacido al calor de la pandemia que consigue representación parlamentaria en el seno de la Unión Europea.

Tras su pequeño éxito en las regionales, el presidente del MFG, Michael Brunner, anunció que se presentarían a las próximas elecciones parlamentarias austriacas para intentar entrar al Parlamento federal. Los próximos comicios generales están previstos para 2024, pero si se votase hoy, las encuestas le otorgan al MFG una intención de voto de entre el 5% y 6%, con lo que conseguiría representación parlamentaria – el umbral para entrar en el Parlamento en Austria es el 4% –.

“Nueva política”

“Las medidas del Gobierno en la crisis del coronavirus son una constante repetición contra la democracia, y las libertades y los derechos fundamentales. El enfoque unilateral sobre un virus genera masivos daños sanitarios, sociales, educativos y económicos que afectan sobre todo a los más débiles de la sociedad”, comienza el preámbulo del programa del MFG.

El primer y más relevante tema es la gestión de la pandemia. El joven partido apuesta por una “nueva política corona”: exigen el fin inmediato de cualquier tipo de confinamiento, del uso obligatorio de la mascarilla y del cierre de comercios y otros locales, la inclusión de expertos más variados -psicólogos, trabajadores sociales, economistas o pedagogos- que vayan más allá de los epidemiólogos a la hora de tomar decisiones para enfrentar la pandemia, la publicación de los protocolos de las reuniones en las que se toman esas decisiones y de los contratos firmados entre el Gobierno y los fabricantes de las vacunas, además de una vacunación voluntaria contra el coronavirus.

El Gobierno austriaco, formado por conservadores y verdes, ha decidido introducir la vacunación obligatoria ante el aumento de las cifras de contagios -de las más altas de la Unión Europea- y ante la relativa baja cuota de inmunización en el país alpino -poco más del 70%-. Quien se niegue a vacunarse a partir del próximo febrero, tendrá que pagar multas de entre 600 y 3.600 euros.

Sólo los menores de 14 años, las embarazadas, los recuperados de la enfermedad hace menos de 180 días y las personas con una exención médica quedarán excluidas de esa obligatoriedad, como apunta el proyecto de ley presentado recientemente. Todos los partidos del arco parlamentario, a excepción de la ultraderecha del FPÖ, apoyan la medida.

Elementos populistas

Más allá de la pandemia, algunas otras propuestas de MFG son un mayor respeto a las libertades individuales, la celebración de más consultas populares y de la aplicación de democracia directa, el fin de los monopolios en la industria digital, farmacéutica y mediática, el mantenimiento innegociable del dinero en metálico, un ligero discurso ecologista y la separación de Estado e Iglesia.

“Actualmente es un partido de tema único. Eso no quiere decir que sus miembros no tengan opiniones sobre otros asuntos, pero su relativo éxito responde a la pandemia. Eso puede cambiar obviamente en el futuro. Actualmente, sin embargo, no es fácil distinguir cuál es su orientación ideológica”, dice a EL PERIÓDICO el politólogo y profesor de la Universidad de Viena Lauren Ennser-Jedenastik. “El partido sí muestra elementos populistas sobre, por ejemplo, las élites. Pero el programa, en general, es una mezcla ecléctica de elementos nada fácil de clasificar”, añade.

“Es difícil de clasificarlo ideológicamente. Algunos de sus miembros son abogados o asesores fiscales, y tienen tras de sí exitosas carreras profesionales”, dice el politólogo e investigador demoscópico austriaco Peter Hajek. “Sus posiciones sobre muchos temas son, sin embargo, desconocidas. Lo que no se puede decir es que sean negacionistas de la pandemia”, puntualiza Hajek. 

¿Efecto contagio?

El análisis del programa y del perfil de los integrantes del MFG llama la atención por las similitudes que muestran con el partido alemán Die Basis, también fundado al calor de la pandemia pero que quedó fuera del Bundestag en las pasadas elecciones federales por no superar la barrera del 5% de los votos. Dados los paralelismos entre ambas formaciones, y el espacio lingüístico y cultural que comparten Austria y Alemania, surge la expectación sobre un posible efecto de contagio que podría tener la entrada efectiva del MFG en el panorama político del país vecino y de su entorno europeo.

“Sabemos que los partidos aprenden unos de otros. Si el MFG ha tenido éxito en las urnas, es muy probable que partidos similares se fijen en ello y copien algunas de sus fórmulas”, considera el profesor Ennser-Jedenastik. “Convendría no exagerar”, responde el profesor Hajek. “El MFG sólo ha conseguido un pequeño éxito electoral. Su posible entrada en el Parlamento seguro que dificultaría la estabilidad política del país y también la formación de Gobierno. Pero, en este sentido, Austria no sería una excepción en Europa. Sólo hace falta mirar la situación de otros países como Alemania, Países Bajos o Bélgica”.

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