Competir con la derecha en la subasta de medidas para combatir la delincuencia. El presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró este lunes su apuesta por la mano de hierro en materia de seguridad y por multiplicar los recursos destinados a la policía. El dirigente prometió doblar el número de agentes de las fuerzas de seguridad "antes de 2030". "En los últimos cinco años, de acuerdo con nuestras promesas, hemos vuelto a invertir en la seguridad", aseguró Macron en un discurso en Niza con un tono claramente electoral.

Aunque aún no ha oficializado su candidatura, nadie duda de la presencia del dirigente centrista en las presidenciales de abril. Además de la pandemia, uno de los temas más recurrentes en esta campaña es la lucha contra la delincuencia. La crisis del covid-19 acentuó las angustias y fracturas de la sociedad gala y catapultó la inseguridad como uno de los principales problemas de los franceses —los datos oficiales muestran, sin embargo, que el número de delitos se ha mantenido estable en la última década en Francia—. La derecha y la extrema derecha lo aprovechan como uno de sus ángulos de ataque predilectos. La conservadora Valérie Pécresse dijo la semana pasada que quiere "sacar la Karcher (una potente aspiradora)" para "devolver el orden en la calle".

Macron ha respondido a estas críticas prometiendo un incremento de 15.000 millones de euros de la partida de seguridad en los próximos cinco años. Lo que supondría un aumento del 25% de los fondos en este ámbito, cuyo presupuesto ya ha subido en 1.500 millones para 2022. Esta medida se concretará en un proyecto de ley que se presentará en marzo, pero cuya aprobación dependerá del resultado de las presidenciales. "Soy consciente de los desafíos que nos han quedado pendientes en materia de seguridad", reconoció el presidente en el inicio de las obras de una futura comisaría en la localidad de la Costa Azul. En el acto estuvieron presentes policías, jueces, asociaciones y políticos locales. También acudieron el ministro del Interior, el sarkozista Gerald Darmanin, y los alcaldes de Niza, Christian Estrosi, y de Toulon, Hubert Falco, dos barones de la derecha republicana que recientemente se pasaron a las filas del macronismo.

Triplicar las multas por el acoso callejero

Con rasgos evidentes de programa electoral, anunció una variopinta lista de medidas para garantizar "el derecho a una vida tranquila". Prometió crear 200 unidades de gendarmería en las zonas rurales, además de aumentar el número de agentes en "los barrios en dificultades" en aras de "desmantelar los principales puntos de tráfico de drogas". También dijo querer "doblar la presencia policial en los transportes públicos en aquellas horas en que se producen más agresiones".Además, anunció un uso generalizado de las multas con una sanción económica fija para aquellos delitos con penas inferiores a un año de prisión. Una medida destinada a agilizar las tareas de un sistema judicial con efectivos insuficientes. Como propuesta más interesante, prometió triplicar hasta 300 euros la sanción por el delito de acoso callejero, que sufren sobre todo las mujeres.Con una izquierda prácticamente desaparecida —el único candidato con ciertas opciones actualmente en este espacio es el insumiso Jean-Luc Mélenchon—, la carrera hacia el Elíseo se ha convertido en una competición entre la derecha republicana y la extrema derecha para erigirse en el rival de Macron en la segunda vuelta. El presidente apuesta por aprovechar este escenario y disputarle a Los Republicanos (LR, socios del PP en Francia) una parte de su electorado, mimetizando su discurso en materia de seguridad. Su candidata, Valérie Pécresse, representa una rival mucho más temible que los ultras Marine Le Pen y Éric Zemmour.