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Nueva normalidad

Cómo se liga en la China de la tolerancia cero contra la Covid-19

La política china de tolerancia cero contra el coronavirus ha añadido a las citas a ciegas la emoción de un encierro a los postres que estira la velada hasta la eternidad

Beso con mascarilla en el metro de Shanghái.

Zhao Xiaoqing y Zhao Fei compartían muchas cosas: el apellido, los 28 años y la provincia china septentrional de Shaanxi, así que la primera condujo a finales de diciembre los 140 kilómetros que separan Baoji de Xianyang. El plan incluía una cena con su cita y sus padres y regresar a casa. Ocurre que un puñado de casos de coronavirus motivó el cerrojazo inmediato de la ciudad y sobre la chica se abrió un escenario inquietante: un encierro de duración indefinida con un extraño y sus padres. Ha aclarado ella que su incomodidad quedó mitigada rápidamente por las atenciones de sus anfitriones. Los padres debieron intuir que la conexión fluía entre la invitada y su hijo o estaban desesperados por casarle porque una semana después ya les animaban a la boda.

Zhao rechazó la oferta con cortesía alegando la prontitud pero cambió de opinión tras una veintena de días. “Nuestras almas hicieron click. He encontrado el amor en cuarentena, es el mejor regalo del año”, ha dicho ella. También ha confesado que el aspecto de su futuro marido no le había impresionado en fotos pero le encontró más mono al natural. Pasarán por la vicaría en cuanto concluya el confinamiento y abrirán un negocio de venta por internet de manzanas.

Redes endulzadas

 El desenlace ha endulzado las redes tras un mediático y frustrado romance. Ocurrió en la vecina provincia de Henan después de que la treintañera Wang fuera al domicilio de su cita a ciegas para comprobar sus dotes culinarias. Terminada la cena, fue informada cuando salía del complejo inmobiliario por los guardias de que la zona acababa de ser confinada. Combatió el aburrimiento colgando los vídeos de su convivencia que rápidamente la convirtieron en una celebridad. Es difícil calificar el contenido de apasionante. Ella holgazanea mientras él cocina y limpia la casa. “Me ha dicho diez frases en todo el día”, dice en el primer video. “Creo que es un buen chico pero habla muy poco”, dice en el segundo. “Duermo hasta que me despierto de forma natural y no parece que le moleste mi pereza”, dice en el tercero.

También lamenta que la ausencia de suavizante y secador dificultan el correcto lavado de su pelo. Compara la conversación de él con la de “un maniquí de madera” y juzga sus platos, que lucen estupendos en los vídeos, de “mediocres”. La chica retiró las imágenes después de que los amigos del chico, del que no ha trascendido el nombre, le comunicaran que su vida se había convertido en 'trending topic' y que aquella invitada a mesa y mantel no le estaba dejando en buen lugar. Con su actitud han explicado algunos internautas su fidelidad al fracaso. Su cita era la quinta de una ronda de diez que le habían buscado sus padres en la ciudad de Zhenzhou. “Solo somos gente normal que quiere dejar la soltería atrás para que nuestros padres no se preocupen por nosotros”, explica Zhang, de 31 años.

No es una historia excepcional. De los hijos se espera en China que cumplan su deber confuciano de dar nietos y la soltería es un oprobio social. Las grandes ciudades cuentan con parques donde los padres arreglan citas a sus vástagos tras intercambiar información como quien examina cromos. El cuadro es más severo para las mujeres, desdeñadas como shengnu (algo así como sobrantes) a partir de los 27 años. Sufren el estigma social y la presión insuperable del tiempo porque, a diferencia de los hombres, caducan. Entre las victorias más reseñables del feminismo en China figura el orgullo desacomplejado de más mujeres por consagrar su vida al trabajo y amistades. 

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