Uno de los grupos implicados en la defensa de Ucrania es el conocido como Batallón Azov, un cuerpo paramilitar integrado en el ejército ucraniano que llama la atención por dos razones fundamentales: su arrojo en la batalla y su declarada ideología ultranacionalista y neonazi. El batallón se fraguó en 2014, durante los enfrentamientos entre el Gobierno ucraniano y los rebeldes prorrusos del Donbás, y desde entonces ha ido ampliando su influencia hasta convertirse también en un movimiento político de ultraderecha.

El grupo, que pertenece a la Guardia Nacional de Ucrania (NGU), despierta una fuerte controversia: por un lado, su papel en la resistencia ucraniana les otorga una vitola de salvadores; por otro, su discurso neonazi levanta ampollas en la opinión pública occidental y da alas al argumento de "desnazificación" de Ucrania esgrimido por Putin para justificar la invasión.

Su símbolo recuerda al Wolfsangel nazi, una especie de esvástica estilizada sobre fondo amarillo. Aunque desde el batallón aseguran que se trata de las 'N' e 'I' cruzadas entre sí en representación de "Idea Nacional". La semana pasada el grupo compartió un vídeo en Twitter en el que se veía a uno de sus integrantes untando balas en manteca de cerdo para combatir a los soldados chechenos, de religión musulmana.

Raíces de odio ultranacionalista

El Batallón Azov nació en 2014 durante las revueltas del Maidán. Originalmente, se trataba de un regimiento formado por un centenar de voluntarios liderados por Andriy Biletsky que se entrenaba a lo largo de la costa del Mar de Azov, en el sureste de Ucrania. La mayoría de ellos procedían de grupos ultras de fútbol, del grupo ultranacionalista Patriota de Ucrania y del grupo neonazi Asamblea Nacional Social (SNA). El denominador común de estos combatientes era la ideología ultranacionalista blanca, con un marcado carácter militarista, antisemita y xenófobo.

En poco tiempo, el grupo creció hasta convertirse en una milicia paramilitar con alrededor de un millar de integrantes y una fama temible ganada en los enfrentamientos contra las fuerzas prorrusas de la región del Donbás (Donetsk y Lugansk). Dicha fama condujo a su integración oficial en la Guardia Nacional de Ucrania en noviembre de 2014. Y es que, según unas declaraciones del periodista Oleksiy Kuzmenko para la revista estadounidense Newsweek, "desde la revuelta del Maidán de 2014, el gobierno, el ejército y las fuerzas de seguridad han institucionalizado en sus filas antiguas milicias y batallones de voluntarios vinculados a la ideología neonazi".

Ampliando el área de influencia

Tras los sucesos del Maidán, a medida que el Batallón Azov se integraba en la Guardia Nacional, fue suavizando parte de sus planteamientos más radicales. Al menos, de cara al exterior, pues algunos de sus fundadores más radicales abandonaron el grupo y el Batallón Azov fue creando extensiones como el Cuerpo Civil Azov o el partido político Cuerpo Nacional. Estas y otras ramificaciones más o menos oficiales del grupo fueron dando forma al Movimiento Azov,

Sin embargo, durante estos años el grupo también fue acusado de participar en agresiones a minorías, de organizar ataques terroristas supremacistas y de dar cobijo a ultras y neonazis extranjeros que acudían a Ucrania a recibir formación de combate.