“Es muy buena noticia, porque no se podía continuar con una situación ambigua entre dos países vecinos con una larga historia y que deben mantener una relación privilegiada”. Es la reacción de Miguel Ángel Moratinos, jefe de la diplomacia española (2004-2010) durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno, tras el anuncio de que España respalda a Marruecos en su plan autonomista para el Sáhara Occidental con el objetivo de superar una dilatada crisis diplomática.

Moratinos niega, además, que el Ejecutivo de Pedro Sánchez haya hecho concesiones al reino alauí a cambio de restablecer las relaciones bilaterales, y menos que se pueda hablar de un cambio en la postura tradicional de España respecto del Sáhara.

“Esto que estoy viendo en los titulares de que es un giro copernicano no es cierto. Los que conocen bien la posición de España sobre el Sáhara Occidental saben que durante el Gobierno de Zapatero ya dijimos que la propuesta de autonomía marroquí era una buena base para encontrar una solución realista y creíble al problema”, argumenta en declaraciones a 'El Periódico de España', medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, el actual Alto Representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones.

Desde que Marruecos se anexionó la antigua colonia española en 1975, el contencioso territorial del Sáhara Occidental lleva estancado casi cinco décadas. Tras años de guerra de guerrillas con el Frente Polisario -apoyado por Argelia- en 1991 la ONU creó la Misión para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso).

España siempre mantuvo una postura neutral en el conflicto, apoyando los esfuerzos de Naciones Unidas para que ambas partes lograran una solución consensuada.

Sin embargo, hasta la fecha esos esfuerzos no han tenido éxito. Marruecos y el Frente Polisario nunca se han puesto de acuerdo en la vía del referéndum de autodeterminación por diferencias sobre el censo, así que, con el tiempo, la consulta al pueblo saharaui sobre su futuro se ha convertido en poco más que una utopía.

En 2007 Marruecos dio el paso de presentar al secretario general de Naciones Unidas un plan de autonomía para el Sáhara Occidental al que alude Moratinos.

“Se olvida que la propuesta de autonomía marroquí de 2007, durante el periodo de Gobierno de Zapatero, era una buena base. Ya entonces dijimos que era positiva, sin excluir el marco de Naciones Unidas y sin excluir que la solución tiene que ser mutuamente aceptable”, agrega el ex ministro de Exteriores.

A su juicio, la opinión pública debería acoger “de manera positiva” todo lo que ayude a “recuperar la confianza” con Rabat y permitir que miremos a una agenda de futuro con el “compromiso de construir una relación bilateral positiva y favorable a todos los intereses, a la paz y la prosperidad”.

Fin de la crisis diplomática

También está convencido de que la crisis diplomática que alcanzó su cénit en mayo de 2021 con la llegada masiva de migrantes está zanjada y que Marruecos no dará más sorpresas. “Esto se cierra definitivamente. Hay que tener confianza”, señala.

Moratinos insiste en la idea de que, a partir de ahora, veremos “una relación entre dos países soberanos con una larga historia, que defienden cada uno -lógicamente- sus intereses pero que juntos serán mucho más activos ante los múltiples desafíos futuros”.

En la misma línea optimista y aunque Argelia habla ya abiertamente de "traición" descarta que el respaldo a Rabat tenga consecuencias en la relación de Madrid con Argel pese a ser innegable que el equilibrio entre los intereses de las tres capitales es siempre difícil de mantener. “Eso de que si te llevas bien con uno tienes que llevarte mal con otro, son viejas posiciones. Hay que tener una política global con todos los países de la región, incluida Argelia”, alerta Moratinos.

Es lo que, en su opinión, han intentado con mayor o menor énfasis los distintos gobiernos democráticos, desde Zapatero a Sánchez pasando por Rajoy.

“Se trata de defender los intereses de España en toda la región, que es vital para nosotros y para toda Europa. España y Marruecos son el enlace entre el continente africano y el europeo. Y por tanto el juego entre Rabat y Madrid es el centro de gravedad de una relación geopolítica fundamental en el siglo XXI”, reflexiona.

Por último, tampoco cree que Estados Unidos -primer país en sumarse a las tesis marroquíes- o Francia hayan tenido un papel relevante en el paso dado este viernes por España. 

“En absoluto. Esta es una relación bilateral. No necesitamos terceras partes. España y Marruecos son actores suficientemente autónomos para resolver sus diferencias y malentendidos. Y, desde luego, no necesitamos de otros actores para resolver una cuestión de familia entre marroquíes y españoles”, zanja el diplomático. 

Hoy, que vemos con enorme preocupación la guerra en Ucrania, celebramos recuperar la normalidad con Marruecos”, resume.