El próximo domingo 24 de abril se celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas que disputarán el actual inquilino del Elíseo, el centrista Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen. En 2017 ya se enfrentaron en la final de la que salió victorioso Macron con un 66% de los votos frente al 34% que logró Le Pen. Sin embargo, cinco años después la distancia entre ambos se acorta y el famoso frente republicano -el cordón sanitario que impide a la extrema derecha alcanzar el poder- parece erosionarse.

Aunque los sondeos son favorables para el presidente y le dan 13 puntos de ventaja sobre su rival, los medios franceses advierten de que puede haber un “accidente electoral”. El triunfo de Marine Le Pen supondría un auténtico seísmo político en la Unión Europea. Pero ¿Qué consecuencias podría tener en España y en la Unión Europea si llegara a la presidencia francesa? El experto en Relaciones Internacionales del colegio de Ciencias Políticas y Sociología de la Comunidad de Madrid, Jaime Gallup, y el historiador de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) autor de ‘Extrema derecha 2.0’ Steven Forti ofrecen algunas respuestas en El Periódico de España.

¿Cómo serían las relaciones entre España y Francia?

Lo primero que veríamos sería un empeoramiento casi drástico de las relaciones bilaterales. A pesar de que Emmanuel Macron no pertenece a la misma familia ideológica que Pedro Sánchez, han encontrado bastantes puntos en común y tienen una buena relación. Mas allá del apoyo institucional se ha visto una relación de afecto mutuo. Además, el Partido Socialista y el Ejecutivo español, han estado años criticando a Le Pen y alertando del gran riesgo que puede suponer su victoria para Francia, el futuro de la Unión Europea y el estado de derecho, asimilándola a las políticas del primer ministro húngaro, Viktor Orbán o del líder de Vox, Santiago Abascal. (Gallup)

  

¿Alguna política resulta beneficiosa?

Una cosa es que Le Pen sea elegida y otra el tipo de Gobierno que habrá en Francia después de las elecciones legislativas de junio. Esa es la madre del cordero. Es cierto que el sistema francés es presidencialista y el presidente tiene numerosas competencias, pero si hay cohabitación -líderes de formaciones distintas en el Elíseo y en Matignon- influirá en el tipo de medidas que pueda aplicar Le Pen. Tendrá consecuencias en lo que pueda proponer. En todo caso, el programa de Le Pen, aunque luego sea más moderado, a nivel europeo es absolutamente negativo. (Forti)

 

¿Qué efectos tendría en el terreno económico? 

Sabemos que el programa de Marine Le Pen está orientado hacia una economía más autárquica, con menos relaciones internacionales y menos apertura al mundo exterior, sobre todo en el ámbito de la Unión Europea. Siempre ha dicho que Francia debería tener más poder sobre su propia economía, sus propios trabajadores para decidir quién puede y quien no puede trabajar en Francia. Nunca ha sido favorable al libre comercio y al libre tránsito de personas y mercancías. Es posible que trate de dinamitar las estrechas relaciones de Francia con la Unión Europea y eso puede perjudicar a Francia y al resto de países europeos, entre ellos España. (Gallup)

 

¿Se verían amenazados los trabajadores temporeros? 

Es difícil decirlo. Una cosa es la retórica y la propaganda y otra las necesidades de la economía de un país. Si hoy en día hay muchos temporeros españoles o trabajadores que vienen de otros países para cubrir empleos donde en Francia no encuentran trabajadores la prioridad nacional de Le Pen no modificará las necesidades de la industria o de la agricultura francesa. Necesitarán trabajadores, y si no son franceses serán procedentes de otros países, sea estacional o fija. No creo que hubiera cambios, a grandes rasgos en lo que concierne a las migraciones dentro de la Unión Europea o desde España. El racismo y la xenofobia de la ultraderecha es sobre todo hacia inmigrantes africanos y asiáticos. (Forti)

 

¿Influiría en la política doméstica? 

Una victoria de Le Pen supondría institucionalizar a la ultraderecha al máximo nivel. Ya no sería algo marginal, sino que se hablaría de legitimidad internacional, que es tanto como decir que podemos tener un gobierno de ultraderecha y no pasa nada, como ha sido el caso de Hungría. Que en un país clave para la Unión Europea como Francia la presidenta sea de un partido ultraderechista daría alas a Vox, que podría verse con opciones de llegar a ser un partido institucional. Aunque no creo que la formación de Abascal tenga capacidad para convertirse en el principal partido de España, podría estar en un gobierno de coalición con el Partido Popular. Le Pen favorecería el auge de la ultraderecha europea y una mayor legitimidad. En España el principal beneficiado sería Santiago Abascal y el principal perjudicado Pedro Sánchez. (Gallup)

¿Se está debilitando el cordón sanitario?

Aunque Le Pen no gane será votada por un 40-45% de los electores. Es decir, que dentro de cinco años posiblemente más de la mitad de los votantes consideren a Le Pen una opción válida, cuando en 2002, su padre, Jean Marie Le Pen, no sumó prácticamente votos entre la primera y la segunda vuelta y se quedó en el 17%. La cuestión no es si funciona o no el frente republicano, sino que la extrema derecha se ha desmarginalizado completamente, es decir que es una opción legítima para una parte de la población. Por otro lado, los partidos tradicionales franceses -el Partido Socialista y la derecha gaullista- han desaparecido. Juntos no llegan al 7% de los votos cuando han sido los partidos clave de la V República francesa. Esa es la cuestión. (Forti)