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Terremoto en Silicon Valley

Musk y Twitter, una operación con impacto político en EEUU

Los conservadores la celebran como una reivindicación y a los progresistas les preocupa un potencial alud de desinformación y acoso | La compra, así como un posible retorno de Trump, podrían afectar las elecciones legislativas en noviembre y la presidenciales de 2024

Elon Musk.

Éxtasis entre los conservadores de Estados Unidos, alerta entre los progresistas. En un país donde la radical polarización se ha engranado en el ADN político y social, la noticia del acuerdo de compra de Twitter por Elon Musk ha provocado reacciones opuestas. Buena parte de esa respuesta antagónica está vinculada al potencial impacto político que puedan tener los cambios que el milmillonario ha delineado muy someramente para la red social, especialmente cuando EEUU se acerca a unas elecciones legislativas en noviembre y, con las presidenciales en el horizonte de 2024, tiene aún muy vivo el recuerdo del impacto que las plataformas ya tuvieron en los anteriores comicios.

La adquisición de Twitter por parte del empresario de tendencias libertarias pero que con su idiosincrasia y sus opiniones políticas opacas no se mueve en el binario izquierda derecha se ve no obstante en el ecosistema político y mediático conservador como un golpe simbólico y catártico al 'Big Tech'. El mensaje de Musk el lunes asegurando que “la libertad de expresión es el fundamento de una democracia funcional” ha sido recibido por esos conservadores como una reivindicación de lo que ha sido su crítica recurrente a las grandes tecnológicas: que se escoran a la izquierda y censuran sus voces.

Mientras, expertos en redes sociales advierten que desmantelar los esfuerzos que la plataforma ha hecho hasta ahora por regular contenido nocivo podría desatar una nueva ola de desinformación y acoso online. Es lo que ha escrito en un artículo de opinión en ‘The New York Times’ el autor y comentarista Anand Giridharadas, que alerta de que “en un momento de protofascismo de la derecha política, su prioridad parece ser abrir las compuertas a la inundación de bilis, odio, bullying y desinformación”. Y es lo que le ha dicho al ‘Financial Times’ Angelo Carusone, presidente de Media Matters: “Hemos visto dónde nos llevó eso antes. Hace más probable otro 6 de enero”.

¿El retorno de Trump?

Dos días después del asalto al Capitolio la cuenta de Donald Trump en Twitter fue suspendida y ahora una de las grandes preguntas es si volverá. Pocos dan gran credibilidad a la afirmación el mismo lunes del expresidente de que no tiene intención de hacerlo incluso si se le permitiera y seguirá en Truth, su propia plataforma conservadora.

Trump, no obstante, se ha estado quejando de la falta de repercusión de esa red, donde tiene un 1% de los seguidores que acumulaba en Twitter. Su plataforma, como otras nacidas en el espectro conservador y más exitosas como Gettr y Parler, podría ver su negocio aún más reducido si Twitter recupera el favor de usuarios conservadores. Además, como ha escrito Kara Swisher, especialista en tecnología del Times, “es difícil imaginar el trumpismo, como se entiende hoy, sin Twitter, ni Twitter sin el trumpismo, con veto o sin él”, y si el expresidente decidiera volver a la carrera por la Casa Blanca el trumpismo sería Trump.

Las guerras culturales

El éxtasis conservador con la compra también se entiende porque el discurso de Musk definiendo una plataforma “ampliamente incluyente” como “extremadamente importante para el futuro de la civilización” cuadra con un elemento fundamental para los republicanos para avivar las guerras culturales que están haciendo centrales de cara a las próximas citas con las urnas. El lunes mismo, por ejemplo, Tucker Carlson, el más influyente presentador de FoxNews, anunciaba su retorno a la red, de la que fue suspendido por respaldar unos tuits que insultaban a la doctora Rachel Levine, una mujer transgénero que Joe Biden elevó a número dos del Departamento de Salud.

El senador Ted Cruz respondió a la noticia planteando una encuesta en Twitter donde las únicas opciones para valorar la compra de la red por Musk eran “sí” o “no, odio la libertad de expresión”. Y la congresista Jody Hice colgó un mensaje de mayúsculas: “¡Bienvenida de nuevo, primera enmienda!”. Hyce es candidata a secretaria de Estado en Georgia y ha prometido si llega al cargo rescindir los resultados legales de las elecciones del 2020 en que fue derrotado Trump.

Papel sobredimensionado

Hay también quienes cuestionan que el impacto de Twitter sea tan determinante como para marcar los resultados de las elecciones, con Musk o sin Musk. Aunque la red social tiene un papel determinante para marcar agenda y narrativas y está poblada de creadores de opinión solo el 23% de los estadounidenses la usan y menos de la mitad de ellos lo hacen cada día. Son usuarios más jóvenes, con más educación y más progresistas que la mayoría de la población, según análisis del Data Lab del centro Pew.

 

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