La ambiciosa agenda climática de Joe Biden para Estados Unidos está estancada en el Congreso por el obstruccionismo no solo de los republicanos, sino de dos senadores demócratas fuertemente ligados a la industria de combustibles fósiles. El impacto de la guerra en Ucrania, además, ha llevado al mandatario a reforzar su apoyo a la producción y distribución de esos combustibles fósiles, tanto para consumo nacional como para exportaciones. Aun así, Biden mantiene en su discurso y agenda la urgencia por enfrentar la emergencia climática, y este jueves él y la vicepresidenta Kamala Harris han llevado a la Cumbre de las Américas un par de iniciativas para tratar de buscar acción conjunta en todo el continente.

La propuesta Energía Renovable en Latinoamérica y el Caribe, eje central de la presentación de Biden, se ha marcado como meta que para 2030 el 70% de la energía que se produzca en la región se genere por renovables. A los 15 países que ya asumían los objetivos de ese programa se van a sumar ahora, según adelantaron fuentes de la Casa Blanca antes del anuncio oficial, Barbados, Jamaica y Guyana mientras que Argentina y Brasil apoyarán la colaboración a través de esa plataforma.

La otra propuesta de la Casa Blanca, presentada por Harris, aborda la cooperación de EEUU con el Caribe para que esas naciones, de las más impactadas directamente en la región por la crisis climática, puedan enfrentarla mientras desarrollan alternativas de energías limpias y reducen emisiones.

Los planes del gobierno estadounidense llegan, como sucedió con la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica presentada la víspera en la cumbre, con pocos detalles y escasos compromisos concretos. Pero Washington sí ha anunciado que, además de buscar financiación del sector privado, trabajará con bancos regionales de desarrollo para liberar financiación para que los países latinoamericanos puedan realizar proyectos de energías limpias. Y, según adelantaron fuentes de la Administración, cuatro de esas entidades facilitarán 50.000 millones de dólares en los próximos cinco años para respaldar las metas climáticas en el continente.

Migraciones y democracia

La búsqueda de la unidad y de una imagen de liderazgo en la lucha contra la emergencia climática es lógica para la Casa Blanca. Y necesaria. Porque la cumbre ha nacido maltrecha por las polémicas sobre los asistentes, con "los dictadores" de Cuba, Nicaragua y Venezuela no invitados y varios jefes de estado, incluyendo el presidente de México, declinando acudir como protesta. La controversia ha ensombrecido todo el cónclave y pone en cuestión que vaya a poder dar como resultado este viernes un firme compromiso en una de las materias fundamentales para Washington: las migraciones.

 Biden, en cualquier caso, llegó el miércoles ofreciendo un mensaje decidido de optimismo y en defensa de una democracia que, dijo, está “bajo asalto alrededor del mundo”. “Tenemos la oportunidad de unirnos alrededor de ideas atrevidas y acciones ambiciosas y demostrar a nuestros pueblos el increíble poder de las democracias para ofrecer beneficios concretos y hacer la vida mejor para todos”, aseguró también en su discurso inaugural.

Eran palabras que cobraban un sentido especial ante una complicada reunión que tenía en la agenda para esta jueves: su primera bilateral en persona con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Aliado de Donald Trump, el líder brasileño fue uno de los últimos jefes de estado en felicitar a Biden por su victoria sobre el republicano. Este mismo martes en una entrevista televisiva Bolsonaro consideraba “dudosos” los resultados legítimos de esas elecciones estadounidense y, con ecos trumpistas y frente a su propia cita con las urnas, también ha cuestionado la integridad del sistema electoral brasileño.

Amazonas y elecciones

Bolsonaro estuvo a punto de no acudir a la cumbre en Los Ángeles y Biden envió a un cercano asesor para hacerle la invitación en persona, necesitado de evitar otra ausencia tan significativa. Según una información de AP, el líder brasileño accedió a cambio de que Biden no le planteara diversas cuestiones.. Entre ellas estaban las fricciones sobre elecciones pero también la deforestación del Amazonas, que se encuentra bajo el mandato del populista en los peores niveles en 15 años. Los problemas de pesca y tala ilegal, disparados también bajo su presidencia, vuelven a estar en el centro de la atención internacional por la desaparición del periodista Dom Phillips y del experto en grupos indígenas Bruno Pereira.

Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Biden, rechazaba el miércoles que el presidente estadounidense hubiera aceptado condiciones. “No hay temas fuera de límites en ninguna bilateral”, declaró Sullivan, que anticipó que el demócrata hablaría con Bolsonaro de “elecciones democráticas libres, abiertas, justas y transparentes”.