España, Francia y Alemania acordaron hace tres años desarrollar un nuevo sistema de combate aéreo. No solo un nuevo caza (como el ya existente Eurofighter), sino un enjambre mortal de cazas y drones interconectado y controlado por un “cerebro” en la nube. Pretendían Madrid, París y Berlín ganar cierta independencia estratégica militar respecto a Estados Unidos, que desarrolla un sistema similar, e impulsar la industria militar europea. Pero pronto han llegado las primeras desavenencias. Una de las empresas, la francesa Dassault, lidera el desarrollo del caza. Airbus Alemania y España quieren que el diseño se haga de forma cooperativa. Para resolver el escollo, hay intensas conversaciones entre las empresas y los Gobiernos de los países. En juego está el gasto de decenas de miles de millones de euros en las dos próximas décadas. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece al mismo grupo que este medio, habla de todo por ello con Bruno Fichefeux, director del programa FCAS de Airbus Defence. & Space, por videoconferencia desde Munich (Alemania). 

Pregunta: ¿Qué es el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS, en sus siglas en inglés)? R: FCAS está compuesto de aviones de combate de nueva generación que volarán junto a aeronaves no tripuladas de distintos tamaños, drones de observación, aviones cisterna... Y todo eso conectado con un "cerebro" que llamamos "nube de combate" (combat cloud). 

Futuro Sistema Aéreo de Combate europeo FCAS: un caza, drones y aviones cisterna, todo conectado en red a una "nube de combate", el cerebro de las operaciones. Está previsto para 2040. AIRBUS

P: Como un enjambre de combate. R: Sí. El proyecto forma parte de un programa que va a permitir a Europa tener capacidades de combate autónomas frente a las amenazas del futuro. Hemos estado analizando a qué tendrán que enfrentarse las fuerzas europeas en el futuro. Hemos concluido que serán amenazas en red, con sistemas antiaéreos y radares de detección muy potentes. Para que nuestras Fuerzas Aéreas tengan éxito en sus misiones, necesitamos crear un sistema capaz de trabajar en red, conectado. 

P: ¿Qué países participan? R: Alemania, España y Francia. Este programa tiene además de esa dimensión política, una industrial: colaboran muchas empresas europeas que trabajan en equipo, cada una aportando sus especialidades. No se trata de empresas haciendo desarrollos independientes cada una en su propio nicho, sino de trabajo en equipo, conjunto. Hay otra dimensión del proyecto, la tecnológica, que es muy importante. A través de FCAS vamos a desarrollar tecnologías que Europa necesita pero no tiene, como la “nube”: poder almacenar de forma segura grandes cantidades de datos. Hasta ahora se usan soluciones en la nube procedentes de Estados Unidos o de China. 

P: ¿Qué empresas participan? R: En cada país se ha nombrado una compañía de referencia: en España es Indra; en Alemania, Airbus; y en Francia Dassault. Hay un total de 14 empresas trabajando en el primer nivel del programa: las francesas Thales, Safran o MBDA: la alemana MTU, la española ITP en España… En un segundo nivel se va a movilizar un ecosistema de suministros que involucra a startups, universidades e I+D.

P: ¿Cuánto lleva el programa en marcha y cuándo estará listo? R: Empezó entre Francia, España y Alemania hace tres años, en 2019. Estamos aún en la fase conceptual, en el principio del programa. La vida de un programa de defensa de esta complejidad es de 50 a 60 años. El Eurofighter [el caza europeo] por ejemplo, comenzó a desarrollarse en los años 80 y va a seguir volando después de 2050. Es un ciclo de vida muy largo. En esta fase inicial tenemos que definir qué pinta va a tener el programa que vamos a desarrollar: qué tamaño tendrá el avión, qué capacidad va a necesitar un dron autónomo, qué nivel de ciberseguridad necesitaremos, qué combinación de aeronaves responderán mejor a las misiones que tendrán las Fuerzas Armadas de 2040, cuando tiene que entrar en servicio, y en adelante… Como ves, estamos muy al principio.

P: En 2040 es cuando podremos ver los “enjambres” FCAS volando. R: Operativos, sí. Volando los veremos antes, porque vamos a hacer ensayos. 

P: ¿Cuánto va a costar? El Senado francés ha estimado que entre 50.000 y 80 mil millones de euros. ¿Le suena razonable esa cifra? R: Suena razonable. Pero es muy, muy temprano. Depende, por ejemplo, de las capacidades que deban tener los aviones. Así serán más o menos caros. Hay otras estimaciones de tres dígitos. Pero nuestra cifra saldrá de la fase de planificación en la que definiremos cuánto va a costar. Hay tecnologías que aún no tenemos y que tenemos que probar. Por eso lanzaremos demostradores (como prototipos pero que no necesariamente tienen el aspecto final).

Futuro Sistema Aéreo de Combate europeo FCAS: un caza, drones y aviones cisterna, todo conectado en red a una "nube de combate", el cerebro de las operaciones. Está previsto para 2040. AIRBUS

P: ¿Por ejemplo? R: Estamos trabajando en el almacenaje en bodega de los misiles. Las aeronaves de combate actuales (Eurofighter o Rafale) tienen los misiles bajo las alas. Esto los hace más visibles a los radares. La nueva generación de aviones de combate estadounidenses ya los tiene en la bodega. Nosotros tenemos que probar que podemos conseguirlo porque nunca lo hemos hecho en el pasado. 

P: Uno de los problemas parecía ser que Alemania quería su propio demostrador que no dependiera del francés, ¿no? R: No, no es así. Alemania no quiere uno propio, sino que sea capaz de volar allí el que se va a desarrollar conjuntamente. Lo que queremos es tener demostradores que sean capaces de volar en Alemania, en Francia o en España. Y es lo único que hemos pedido. Un demostrador único para todo el mundo. El mismo diseño, porque lo vamos a desarrollar juntos. Y después ensayos de vuelo en cada país que, con sus ingenieros y certificadores del ejército, determinarán cómo ha ido la prueba. Si España, Alemania y Francia pagan cada uno una parte del prototipo, es normal que quiera tenerlo para probarlo y aprender sobre su uso. 

P: Ha habido informaciones, documentos secretos, que decían que Alemania consideraba que lo que se estaba planificando ya estaba desactualizado. P: No me consta eso. Lo que hemos hecho es desarrollar con los tres países una hoja de ruta conjunta de tecnologías necesarias para que FCAS sea un éxito. Y los tres países lo han aprobado.

P: Hay quien se queja de que está habiendo retrasos… R: No veo que haya retrasos a día de hoy. Tiene que estar para 2040, quedan 18 años. Hablar de retraso me parece prematuro. Además podemos acelerar los ciclos de desarrollo. Ahora tenemos un sistema de diseño digital que no había en los años ochenta. 

P: ¿Cuáles son los principales obstáculos políticos a FCAS? R: Empezamos en 2019 y avanzamos muy rápido. A día de hoy estamos a punto de lanzar la siguiente fase, la de desarrollo de los prototipos, que exige más presupuesto y es más compleja. Antes de lanzarla, los tres países y las industrias quieren asegurar que se ha llegado a un entendimiento sobre las expectativas del nivel de colaboración. Cada país dice: yo voy a pagar un tercio. Cada industria que quiere concretar qué significa trabajar de forma colaborativa. En esto tenemos hoy una dificultad importante, porque no todos tenemos la misma idea sobre lo que significa la colaboración entre las industrias. Hay caza de combate, aviones no tripulados, temas de nube de combate, de sensores… En todos los temas hemos logrado acuerdos industriales basados en la colaboración, excepto en uno: en el del caza, entre Dassault, por un lado, y Airbus España y Alemania, por otro. Entre esas dos empresas no hemos logrado ese entendimiento común de lo que significa cooperación.  

P: ¿En qué se plasma eso? R: No es solo un problema entre Francia y Alemania. El entendimiento y las reglas de lo que significa cooperación se definen entre España, Alemania y Francia. España tiene el mismo interés en que el programa sea cooperativo. Estamos ahora dialogando entre los tres países y las dos empresas sobre qué significa colaborar. 

P: Queda un poco abstracto, ¿a qué se refiere con "definir qué significa colaborar"? R: Es como un equipo de fútbol. Cada jugador aporta sus habilidades para que el equipo gane. Lo que queremos es que cada uno aporte sus capacidades, pero también que todos puedan tomar decisiones. En el caza hay un líder industrial, Dassault en Francia, que no está dispuesto a trabajar de forma cooperativa, a permitir que cada socio aporte sus capacidades y participe en el diseño del avión de forma adecuada. 

P: ¿Es un problema de quién fabrica qué y dónde (las alas en España y la cola en Alemania), o de control de la tecnología? R: No diría de control. Es un tema de diseño y tecnología, no de fabricación. Además, del prototipo haremos uno o dos. Lo importante no es quién lo fabrica, sino quién lo diseña y quién puede aportar su conocimiento y capacidades tecnológicas. Airbus España y Alemania han participado como socios en programas grandes de diseños de caza, como el Eurofighter, en muchos aspectos (comunicaciones, mandos de vuelo, etc). Lo que quiere Airbus es aportar ese conocimiento y mantenerlo. 

P: ¿A qué nivel se resuelve este problema? ¿Presidentes, ministros de Defensa…? R: Se trata a todos los niveles, desde los jefes de Gobierno hasta ministros y secretarios de Estado de Defensa. Eso a nivel de cliente, que son los países que están comprando un sistema de combate. Se tiene que hablar mucho. A nivel de empresa, se trata entre los presidentes y los jefes de programa. Esto al final es como la Unión Europea: necesitamos encontrar un compromiso, una solución. Hace falta mucho diálogo y confianza, y es lo que estamos tratando de establecer a día de hoy. 

P: O sea que hay una especie de sintonía entre España y Alemania por un lado, y Francia por el otro. R: Efectivamente.

P: ¿Qué plazos tienen para resolverlo? R: Queremos lanzar la siguiente fase después del verano. 

P: La fase que está bloqueada... R: Es la que estamos negociando ahora y hay que lanzarla en la segunda mitad de este año. Hablamos constantemente con las secretarías de Estado. En España es la Dirección General de Armamento. Son las agencias nacionales las que contratan el programa. Para tener el programa lanzado después de verano, necesitamos reglas muy claras de cómo se va a jugar el partido. 

P: ¿Es una negociación dura? R: Hay un diálogo casi constante, una o dos veces a la semana. 

P: El primer vuelo de prueba, ¿en 2027? R: Ese es el objetivo. Pero hay bastantes discusiones que han quitado bastante tiempo. En teoría teníamos todo listo a finales del año pasado. Ahora hay que ver qué impacto tiene ese retraso en la fecha del primer vuelo. 

P: ¿Eso aplica al caza y los drones? R: En el primer prototipo hay un caza, drones de distintos tamaños, tecnología de nube de combate (conectividad, ciberseguridad), nuevos sensores (radares), un motor de nueva generación y tecnología de baja observabilidad (para ser casi invisible para el enemigo). 

P: ¿Hay algo parecido en otros países? R: Esta estrategia (trabajar en red, en la nube, con aviones no tripulados) es muy parecida a la del programa estadounidense llamado Next Generation Air Defense. Los británicos están desarrollando su propio programa, Tempest. Y sabe que más al este [en China] también. 

P: Hemos visto que hay problemas políticos, retrasos… ¿Ha notado como director un aumento en el interés y la premura de los socios tras la guerra de Ucrania, algún cambio en la actitud? R: Sí, ha sido una llamada de atención de la importancia de tener sistemas de defensas modernos. Necesitamos un programa europeo para defender nuestras democracias en el futuro. Para ello tenemos que poder financiarlo. Si no, dependeremos plenamente del sistema estadounidense u otros.

P: La soberanía estratégica. R: Esa es la ambición de FCAS, dar a Europa esa capacidad.

P: En cuanto a la participación española, Indra, ¿qué hace? R: Indra es el coordinador nacional entre los distintos actores. Participa principalmente en el tema de la nube y en sensores, donde tiene capacidades muy potentes. Airbus España participa como integrador de la aeronave, socio principal del desarrollo de los cazas. También lidera la parte internacional de baja observabilidad. En la parte de dones, hay un consorcio español llamado SATNUS (SENER Aeroespacial, GMV y TECNOBIT).

P: Última palabra para usted… R: Desde Airbus creemos mucho en la necesidad del programa FCAS para Europa. Puede aportar mucho, también para España. Creemos que el programa va a seguir adelante. Para eso hay que acercarse con espíritu de equipo al programa de cooperación. Si no, tendremos dificultades.