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Escándalo machista

El 'Me too' tumba al autoproclamado padrino del cine en China

Durante 15 años, el autoproclamado padrino del cine en China Du Yingzhe acosó psíquica y sexualmente, abusó y violó a al menos 19 estudiantes, que ahora han destapado el caso

Du Yingzhe, director de la la institución de coreografía y examen de arte más famosa de China, acusado de abusar de 19 estudiantes.

Se presentaba como el padrino del cine chino y alardeaba de haberse encamado con cientos de estudiantes. El caso del profesor de actuación Du Yingzhe, incluso descontadas las hipérboles, es uno de los mayores escándalos en la industria del cine en China y su detención certifica otro mojón del movimiento feminista 'Me Too'. Una veintena de aspirantes han denunciado abusos violaciones ya y, si aquellas cuentas del prestigioso formador de actrices rozan la realidad, el alboroto sólo ha empezado.

Du, un orondo cuarentón, era el director y profesor de Yingluzhantai, un instituto de arte y ensayo que sirve de trampolín a la Academia de Cine de Pekín (BFA, por sus siglas inglesas) y otros rutilantes centros. Había recibido sus másteres en la BFA y la influencia se le presuponía. Shi Ziyi, antigua estudiante y actual 'influencer' con casi dos millones de seguidores, desveló hace una semana que Du no sólo atendía a criterios artísticos. Denunció en un extenso texto en su cuenta de Weibo, el Twitter chino, que había sufrido acoso sexual cuando tenía 17 años y que entre sus tareas asignadas figuraban guiones sobre su primera masturbación y fantasías sexuales. Añadió que otra estudiante de su misma edad dejó la escuela tras ser violada y quedar embarazada. Sus desmanes, según el profesor, se alargaron durante 15 años.

Du sometía a un acoso psicológico a las estudiantes que le atraían y subyugaba a las más tímidas y débiles, ha desvelado Shi. Aprovechaba sus miedos en la época más decisiva de sus vidas y sugería que a través del sexo alcanzarían sus metas, ha añadido. "Nos intentaba convencer de que el sexo era lo mismo que el arte, que no había arte sin sexo y que ninguna escuela de arte nos aceptaría", ha afirmado otra supuesta víctima. No hay sexo en el cine ni la televisión en China, que ha censurado incluso escotes espléndidos en series de época, así que cuesta entender la tozudez de Du en la formación sexual.

Hasta 19 víctimas

La escuela se ha desvinculado de su antiguo director y prometido controles más rigurosos. Du ha farfullado algo parecido a una disculpa a todas las mujeres que ha podido herir. También ha desdeñado las acusaciones como "exageradas y falsas" y justificado sus métodos "controvertidos pero eficaces" como la mejor vía para "cambiar el destino" de sus estudiantes y ayudarlas a "conseguir sus objetivos".

La denuncia circuló sin bridas en las redes, sumando testimonios de víctimas -ya son 19- y millones de comentarios hasta elevar a Du al cuarto asunto más mencionado en Weibo. El caso fue recogido por la prensa nacional, activó la investigación policial y Du fue finalmente detenido. También ha sido detenido otro tipo de la escuela, Zhao Weixian, por haber fotografiado a estudiantes mientras se cambiaban de vestuario.

Internet, espacio de denuncia

Internet es una de las mejores noticias que le ha ocurrido a China en las últimas décadas, frecuentemente minimizada desde Occidente con alusiones a una censura que cualquier chino sabe cómo regatear. Internet ha finiquitado la impunidad de corruptelas y otros excesos de poder que el Partido Comunista heredó del mandarinato. Ahora basta una denuncia, quizá la foto de un funcionario local con un reloj de lujo o la agresión sexual de un profesor, para formar un tsunami que se lleva por delante al sujeto. La fiscalización no alcanza a la cúpula del partido pero no es un avance irrelevante si lo comparamos con la barra libre anterior.

El movimiento 'Me too' llegó tarde a China y apaciguado por la mentalidad tradicional y machista. El balance permite lecturas opuestas. Ha menguado el miedo a la denuncia, al menos en las redes, y han caído reputadas personalidades en campos como la televisión, la universidad, la religión o el deporte. China ha subrayado su tolerancia cero hacia los abusos sexuales y aprobado ambiciosas leyes contra un problema que antes se barría bajo la alfombra. Pero muchos casos no llegan a los tribunales por el estigma y la dificultad de probar el acoso, que puede ser fatal si el agresor demanda a la víctima por difamación.

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