El Tribunal Supremo del Reino Unido comenzará a considerar este martes si el parlamento en Escocia puede convocar un referéndum sobre la independencia sin el consentimiento del gobierno británico, como establece la actual normativa. La vista está prevista que duré dos días. El Partido Nacional Escoces (SNP) presentó la consulta y si los jueces respaldan la petición, su líder, Nicola Sturgeontiene la intención de celebrar el nuevo referéndum el 19 de octubre del próximo año. Cinco jueces del tribunal, presidido por el magistrado Robert Reed, escucharán los argumentos de las dos partes sobre un punto de trascendencia constitucional, antes de hacer público su dictamen semanas después. El Supremo podría inclinarse a favor del Ejecutivo de Edimburgo, hacerlo en contra, o decidir inhibirse y no pronunciarse sobre el asunto.  

“Si Westminster hubiera tenido el más mínimo respeto por la democracia escocesa esta vista no hubiera sido necesaria”, declaró el lunes Sturgeon, ante delegados y militantes que asistían a la clausura de la conferencia anual del SNP en Aberdeen. “Pero Westminster no tiene respeto. Eso quiere decir que este asunto siempre, tarde o temprano, iba a acabar en los tribunales”. Tanto Liz Truss, como su predecesor, Boris Johnson, y antes que él, Theresa May, han rechazado la petición de una nueva consulta.

Referéndum de hecho

En caso de que los jueces se opongan a la ruta que pretende seguir el SNP, Sturgeon subrayó que respetarán la decisión. “Nosotros creemos en el Estado de Derecho”, señaló. En esas circunstancias la líder nacionalista pretende transformar el resultado de la próxima elección general en un referéndum de hecho sobre la independencia. “La decisión estaría entre poner nuestro caso en favor de la independencia a la gente en una elección, o renunciar a la democracia escocesa” afirmó. “Nunca, nunca voy a renunciar a la democracia en Escocia”, añadió. Sturgeon no ha explicado cómo funcionaría esa supuesta nueva vía, que podría desembocar en un intento de dar por aprobada la independencia sin el consentimiento del parlamento de Westminster.

En el plazo de una semana, la ministra principal se ha comprometido a presentar los argumentos económicos sobre los que se regirá una Escocia independiente, a fin de convencer a la población de la viabilidad del plan, en el punto que despierta más objeciones y temores a la hora de decidirse por la escisión. Ese proyecto incluiría la vuelta de Escocia a la Unión Europea y la potenciación de las energías naturales y renovable.

"Desgobierno de Westminster"

Sturgeon acusó al gobierno de Londres de practicar un “unionismo agresivo” y en consecuencia, “la mejor forma de proteger la relación sobre la que se fundó el Reino Unido”, argumentó, es la escisión. Hizo alusión al “desgobierno de Westminster”, que ha provocado austeridad, privaciones y ha llevado a la pobreza a miles de personas. “No es fuerza y estabilidad. Es caos y catástrofe”.

También criticó a los laboristas que se han comprometido con el Brexit, al igual que los conservadores. “Al menos los Tories creen en él, los laboristas no”, afirmó. La formación de Keir Starmer ha abandonado todos los principios, por miedo a enemistar a los electores. “Claramente, quieren arrojar a Escocia bajo el autobús del Brexit de Boris Johnson para conseguir las llaves de Downing Street”. Los ataques coinciden con una ligera recuperación en los sondeos de los laboristas escoceses, donde el SNP sigue siendo la formación domínate. En la última elección autonómica, en el 2019, ganaron por mayoría abrumadora, con un 45% de votos, un 8,1% más que en el 2017, pasando de 35 a 48 escaños.

Sturgeon sigue siendo la líder indiscutible después de ocho años en el puesto, en el que, según declaró, piensa continuar durante mucho más tiempo. Su discurso, de una hora de duración, fue frecuentemente interrumpido por las ovaciones de los presentes puestos en pie. Unidad y disciplina, en contraste con lo visto la pasada semana en la conferencia de los conservadores.