“Acuerdo histórico” entre Líbano e Israel. Los dos países enemigos, a través de la mediación estadounidense, han logrado ponerse de acuerdo sobre su frontera marítima compartida tras meses de negociaciones. Pese a los límites de este pacto, el anuncio llega para aligerar las preocupaciones económicas y de seguridad de ambos países. Además, Israel se prepara para celebrar elecciones en tres semanas mientras que, en el Líbano, la clase política se apunta un tanto entre acusaciones constantes de inacción.

Israel ha sido el primero en confirmarlo. “Este acuerdo sin precedentes fortalecerá nuestra seguridad, impulsará nuestra economía y brindará energía más limpia y asequible a países de todo el mundo”, ha anunciado el primer ministro Yair Lapid en Twitter. Después, ha sido el presidente libanés, Michel Aoun, quién ha aceptado la propuesta final de Estados Unidos aunque aún no lo ha anunciado de forma oficial. Mientras goza de las últimas semanas antes del fin de su mandato el próximo 31 de octubre, Aoun ha descrito la versión final como “satisfactoria para el Líbano, sobre todo porque cumple con las demandas libanesas”. 

Por su parte, Hizbulá, la milicia y el partido político libanés con representación parlamentaria, ha mostrado su apoyo a la postura del Estado y ha asegurado que no ha “interferido” en las negociaciones. Así, este martes, autoridades de los tres países han alejado a los fantasmas de una posible guerra regional que la tensión por la incapacidad de ponerse de acuerdo había generado. El pacto resuelve una disputa territorial en el extremo oriental del mar Mediterráneo. 

En la zona, el Líbano pretende explorar gas natural, que podría ayudar a aliviar la asfixia económica que sufre su población. En aguas cercanas, Israel ya ha encontrado cantidades comercialmente viables de hidrocarburos. Hizbulá ya amenazó con hacer uso de la fuerza contra Israel si este exploraba la búsqueda de gas cerca de la zona en disputa antes de que pudiera hacerlo el Líbano. 

Lejos de un acuerdo de paz

No será hasta dentro de dos semanas cuando el gobierno israelí apruebe el borrador final del acuerdo. En plena campaña electoral por los quintos comicios en tres años que se celebrarán el próximo 1 de noviembre, Yair Lapid celebra un acuerdo para situar en el altar de su carrera política. Líbano e Israel están oficialmente en guerra desde la creación del Estado hebreo en 1948. Como países vecinos, ambos reclaman unos 860 kilómetros cuadrados del mar Mediterráneo. A ambos lados de las fronteras marítimas y terrestres, los políticos de cada país están capitalizando este éxito en un momento que realmente lo necesitan.

También desde Estados Unidos, celebran como una victoria la resolución que permita tanto a Israel como al Líbano obtener gas sin riesgo de conflicto. Además, de alguna manera, este acuerdo implica un reconocimiento de facto de Israel y sus fronteras. Hasta ahora, el Líbano no reconoce la existencia del Estado de Israel y, por lo tanto, tampoco su legitimidad para existir. La poderosa presencia de su archienemigo Hizbulá en el país, que este año cumple cuatro décadas de “resistencia”, ha sido una de las grandes disuasiones para cualquier acercamiento entre ambos países. Ahora, este reconocimiento puede limitar la libertad de acción de Hizbulá.