El Parlamento italiano tiene mala prensa, es un sentimiento bastante extendido sobre todo fuera de Italia. Este jueves, día de la primera reunión de ese hemiciclo después de las elecciones del 25 de septiembre, no será la jornada que desmienta ese sentir. “Vete a tomar por…”. De esta manera, el anciano Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia, se ha dirigido al cofundador de Hermanos de Italia, el ultraderechista Ignazio La Russa, poco antes de la votación en la que éste fue elegido (con 116 votos a favor, de 200) como presidente del Senado.

Ha sido la señal más estrepitosa hasta ahora de las dificultades de Giorgia Meloni. Cada vez son más los que creen que el camino de la líder de Hermanos de Italia para formar el nuevo Gobierno italiano es muy cuesta arriba y que los problemas pueden no solo venir de la Liga de Matteo Salvini, el segundo socio por importancia de la coalición de derecha que ganó los comicios italianos. Prueba es que, más allá del exabrupto de Berlusconi, Forza Italia también optó por no dar su voto a La Russa, un exministro cuyo padre integró las filas del mismísimo Partido Fascista de Benito Mussolini.

A la gresca por el tema de siempre: el reparto de los asientos del poder. Berlusconi -que hoy ha vuelto a entrar al Parlamento después de 9 años de ausencia- no está conforme con los avances de las negociaciones con sus aliados políticos. En particular, según la prensa italiana, el exCavaliere estaría molesto por la repartición entre la Liga y Hermanos de Italia de las presidencias de las dos cámaras del Parlamento. Y además también una de sus discípulas, Lucia Ronzulli, habría sido excluida del equipo de Gobierno.

La superviviente del campo de exterminio nazi

Así y todo, Berlusconi optó finalmente por salvar los muebles y, después de su salida de tono, se dijo “complacido” por el nombramiento de La Russa. “Estamos colaborando lealmente y en total acuerdo para darle a nuestro país instituciones estables y un Gobierno fuerte y cohesionado”, tuiteó el político conservador, ya elegido su socio político.

No fue el único momento de tensión del día. Por su avanzada edad, la senadora vitalicia Liliana Segre, superviviente del campo de exterminio nazi Birkenau (Alemania), tuvo que presidir temporalmente la primera sesión del nuevo Parlamento y abrir la XIX legislatura italiana. Algo que la anciana senadora no desaprovechó para recordar que este mes se cumple el centenario de la Marcha sobre Roma (1922), el episodio que en su momento marcó el fin del sistema parlamentario y el inicio del régimen fascista.

“Es imposible no sentir una especie de vértigo al recordar a esa niña que en un día como este de 1938, desconsolada y perdida, fue obligada por las leyes racistas a dejar vacío su pupitre (de la escuela primaria)", dijo Segre, antes de entregar la presidencia del Senado a La Russa, cuyo nombre completo incluye los apelativos Benito María, en abierta referencia al hoy fallecido dictador italiano. “La fecha del nacimiento del Reino de Italia (cuando el país era monarquía) tarde o temprano debería ser fiesta”, comentó, por su parte, La Russa.

Más sorpresas, sin embargo, pueden llegar en los próximos días, incluso este viernes, día en el que los diputados tendrán que seguir votando para elegir al nuevo presidente del Congreso italiano, después de que que ningún candidato lograra imponerse en las primeras tres votaciones del jueves. La sospecha es que la compra-venta de parlamentarios ya haya empezado. Un indicio lo dio la misma votación que le entregó el Senado a La Russa, en la que, según cálculos de los analistas, al menos 18 senadores de la oposición votaron a favor del ultraderechista.