El Periódico Mediterráneo

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'Midterms' 2022

Las elecciones en EEUU envían un aviso a Trump y dan un respiro a Biden

El presidente dice que anunciará a principios de año si volverá a presentarse en 2024 tras consultas con su familia | Los demócratas logran contener la prevista ola roja republicana, pero las urnas retratan un país profundamente polarizado

El presidente de EEUU, Joe Biden, en Bowie

Con Donald Trump en la ecuación, y dado que el escrutinio de los votos de las elecciones legislativas del martes aún no ha definido quién controlará el Congreso, están aún por despejar muchas equis del futuro político inmediato de Estados Unidos. Las incógnitas se ciernen también sobre la agenda del presidente Joe Biden. Puede que se tarde días, incluso semanas, en saber si los republicanos se harán, como parece, con la Cámara de Representantes y si los demócratas lograrán mantener su exigua mayoría en el Senado, resultados clave para avistar lo que viene.

Incluso sin esos resultados definitivos, no obstante, sí se vislumbra un nuevo y a la vez viejo escenario para EEUU. Porque tras unos comicios en que los demócratas y el impopular Biden claramente han conseguido contener lo que se preveía como una ola roja republicana, EEUU se retrata como un país profundamente polarizado, con dos visiones políticas, económicas y sociales antagónicas, pero donde una mayoría rechaza llevar la lucha hasta un extremo tan peligroso como para hacer zozobrar el sistema democrático.

Democracia, derechos y libertades

Los miedos ante las amenazas a la democracia que han estallado desde la irrupción de Trump en la política, ya sea a través de sus imitados retos a la integridad del sistema electoral o por su contribución a minar la ya endeble confianza en las instituciones, han cobrado forma en estos comicios. Porque sí, han ganado en estas 'midterms' más de 200 candidatos nacionales y estatales que se han subido al carro del expresidente de cuestionar la legitimidad de los resultados de 2020 con que fue derrotado y los siguientes dictados de las urnas. Pero también muchos de los más extremos aspirantes que llevaban el sello de aprobación de Trump han perdido, y han costado a los republicanos victorias en lugares donde candidatos más moderados habrían tenido una opción.

Esa preocupación por la salud democrática del país se ha combinado en las 'midterms' con una movilización trascendental de ciudadanos en defensa de derechos y libertades, claramente en riesgo de retroceso en EEUU y ya en la práctica revertidos en una cuestión fundamental como el aborto. Costó cinco décadas al movimiento conservador lograr que el Tribunal Supremo derogara la protección constitucional de ese derecho a la interrupción del embarazo, pero han hecho falta solo cinco meses para que los votantes, sobre todo progresistas pero también moderados, envíen la señal de que rechazan el extremismo, como se ha probado en el referendos que ha frenado una medida antiabortista en un estado conservador como Kentucky (algo que ya hizo en verano la también conservadora Kansas y puede hacer también Montana).

Biden y 2024

Solo cuando se conozcan los resultados definitivos de estas elecciones de medio mandato Biden podrá determinar sus siguientes pasos políticos. Si los demócratas pierden aunque sea solo la Cámara Baja, el bloqueo legislativo y una ralentización de las medidas ya aprobadas se puede dar por garantizado. Y crecerá la presión para que despeje los interrogantes sobre si mantendrá sus planes reiterados de buscar la reelección, a los 81 años, o si dejará paso a un nuevo candidato.

Este miércoles, en una rueda de prensa, el presidente ha asegurado que su "intención" en este momento sigue siendo buscar la reelección pero también ha dicho que quiere mantener discusiones al respecto con su esposa y su familia y ha avanzado que anunciará a principios de año si volverá a presentarse en 2024.

Son el Partido Republicano y Donald Trump, en cualquier caso, los que salen de estas elecciones con más dilemas sobre su futuro. Incluso si los conservadores confirman la mayoría en la Cámara Baja están garantizadas las tensiones y luchas de poder interno entre los congresistas más radicales, extremistas y trumpistas, del estilo de la reelegida Marjorie Taylor-Greene, y los que apuestan por un modelo más tradicional de republicano. Y esas tensiones ya se evidencian. Tras resultados más débiles de lo esperado, lo que se anticipaba como un paseo de Kevin McCarthy hasta el poderoso puesto de 'speaker' empieza a verse como un camino más tortuoso, con potenciales retos de otros congresistas para el cargo.

Trump y DeSantis, el duelo

El gran interrogante, no obstante, es Trump. Numerosas fuentes este miércoles han explicado que está "furioso", "gritando a todo el mundo", culpando incluso a su esposa, Melania Trump, por derrotas trascendentales como las que ha sufrido el candidato que ella le habría animado a respaldar en la crucial lucha por el Senado en Pensilvania. Insiste, en cualquier caso, en realizar el próximo martes un "gran anuncio", que se da por hecho que será su candidatura presidencial para 2024. "Retrasarlo sería una humillación", ha dicho uno de sus asesores.

Unos comicios que se suponía que eran un referéndum sobre Biden se han acabado viendo como uno sobre él. No lo ha pasado, según estiman numerosas voces y analistas, incluyendo muchas que han pasado las últimas 24 horas por FoxNews, elemento vital del potente e influyente aparato mediático conservador en EEUU. Y no es solo que lo vean derrotado, sino que apuntan a que ha llegado la hora de que se retire, permita al Partido Republicano hacer "introspección" y deje el paso al gran triunfador republicano de estas 'midterms', el gobernador de Florida Ron DeSantis.

Este no solo fue cómodamente reelegido para el cargo sino que ha asentado el que fuera estado bisagra como feudo republicano. Solidifica también su estatus como potencial candidato presidencial en 2024, una perspectiva que incendia a Trump. Y otro medio de Rupert Murdoch, el tabloide 'New York Post', le dedicaba su portada de este miércoles y le declaraba "el futuro".

Si DeSantis lo es conviene mirar a su pasado. En cuatro años como gobernador ha logrado implementar con éxito una agenda ultraconservadora. Se ha metido de lleno legislativamente en guerras culturales que los republicanos azuzan en el país, como el asalto a la teoría crítica de la raza o a los derechos de la comunidad LGBTQ y, especialmente, de los transgénero. Trata con puño de hierro y efectismo electoral la inmigración. Defiende los postulados de “libertad” y contra la "izquierda radical" y lo que denuncia como “ideología woke”. Y aunque con iniciativas como crear una “policía electoral” para luchar contra el supuesto fraude en las urnas recorre un camino que podría llevar al trumpismo, sus esfuerzos por restringir el derecho de voto castigando a minorías son más cercanos a la forma de ataque que dominó durante décadas entre los conservadores, antes de que llegara el explosivo Trump.

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