Arizona vuelve a centrar la atención electoral en Estados Unidos. Tras ser un estado clave para certificar la derrota presidencial de Donald Trump en 2020, este año también puede serlo si decanta tanto las carreras al Senado como a Gobernador del lado demócrata, como parece.

Sin embargo, Arizona también está centrando las miradas por algunos problemas técnicos en el recuento de votos. Este martes, las autoridades electorales del estado han informado que las impresoras utilizadas en el condado de Maricopa –el más poblado y crucial en 2020– no estaban marcando los votos con suficiente tinta, una falta de nitidez en las marcas que habría dificultado que el programa informático encargado del recuento pueda leer bien lo expresado por los ciudadanos.

Esa problemática afectaría a unos 60 de los 233 centros de votación, en torno al 20%. Tras ocho horas de votaciones, unos 17 casos ya habían sido solucionados tras cambiar la configuración de esas impresoras.

"Nada indica que haya fraude"

"Se trata de una cuestión técnica (...) nada de esto indica que haya fraude electoral", han explicado Stephen Richer y Bill Gates –nada que ver con el fundador de Microsoft–, máximos responsables en la supervisión del recuento de votos. Ambos, republicanos, han descartado así los falsos rumores que han proliferado en las redes socialesimpulsadas, de nuevo, por Trump. Incluso medios como Fox News, de tendencia ultraconservadora, también han sembrado la sombra de la sospecha de forma infundamentada.

A última hora del día, un juez del condado de Maricopa ha rechazado la petición de los republicanos de mantener las urnas abiertas más allá de su hora habitual de cierre, las 7 de la tarde, al asegurar que no habían aportado ninguna prueba de que los problemas con las máquinas hubieran privado a los ciudadanos de emitir su voto.

Los votos en Arizona y Maricopa fueron determinantes en 2020 para decantar la victoria presidencial del lado de Joe Biden. Así, Trump y la extrema derecha estadounidense focalizaron ahí entonces los ataques y conspiraciones para poner en entredicho los procesos democráticos. Ahora se repite el patrón. Todos los candidatos republicanos a las elecciones legislativas son negacionistas que aún niegan la derrota de su líder.