Estados Unidos

El primer asaltante que entró al Capitolio, condenado a tres años de cárcel

George Amos Tenney III, de 36 años, accedió al edificio el 6 de enero de 2021 y abrió una de las puertas para que entrase el resto de la multitud

Un simpatizante del expresidente Donald Trump durante el asalto al Capitolio.

Un simpatizante del expresidente Donald Trump durante el asalto al Capitolio. / EP

EP

Un tribunal de Estados Unidos ha condenado a tres años de cárcel al primero de los alborotadores del asalto al Capitolio, que accedió a su interior y abrió una de las puertas para que el resto de la multitud jaleada por el expresidente Donald Trump irrumpiera en el lugar aquel 6 de enero de 2021.

El hombre que ha sido castigado con tres años de cárcel es George Amos Tenney III, de 36 años y oriundo de Carolina del Sur, por dos delitos federales --obstrucción de un proceso legal y agresión a un funcionario público-- de los que ya se declaró culpable en junio.

Los fiscales sostienen que Tenney "desempeñó un papel clave en el empeoramiento del ataque" ya que forzó una de las puertas por las que en un primer momento accedió al menos medio centenar de personas en el Capitolio con la intención declarada de frenar el traspaso pacífico del poder presidencial.

Tenney ha sido descrito por los fiscales como "el instigador original de una de las dos violaciones más grandes que sufrió el edificio del Capitolio ese día", al tiempo que han recordado algunas de sus afirmaciones en redes sociales antes del ataque. "Parece que podemos comenzar a asediar el Congreso si no sale bien el recuento de los votos electorales", han parafraseado desde la Fiscalía.

La defensa ha señalado que Tenney está "profundamente arrepentido" y que ver las consecuencias de aquel motín se percató de que tanto él como el resto de quienes participaron "no eran más que peones de políticos mal intencionados y personalidades de los medios de comunicación de ultraderecha".

A pesar de lo ocurrido aquel día, son pocos los implicados que deberán pasar más de un año en la cárcel, si bien la mayoría de los casos se han saldado con delitos menores hasta que recientemente varios milicianos de grupos de ultraderecha hayan sido condenados a severas penas de prisión por delitos de sedición y rebelión.