Miles de turistas

La Navidad vuelve a Belén tras dos años sin celebraciones por la pandemia

La ciudad santa de la Cisjordania ocupada vuelve a recibir a los turistas por miles dejando atrás los días de calles vacías durante la pandemia

Miembros del clero se reúnen a la llegada del Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalem Theophilos III a la Iglesia de la Natividad para celebrar la Navidad según el calendario Ortodoxo Oriental en Belén, en la Cisjordania ocupada, el 6 de enero de 2022.

Miembros del clero se reúnen a la llegada del Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalem Theophilos III a la Iglesia de la Natividad para celebrar la Navidad según el calendario Ortodoxo Oriental en Belén, en la Cisjordania ocupada, el 6 de enero de 2022. / REUTERS/Mussa Qawasma

Andrea López-Tomás

Hace días que la Navidad se ha adelantado y ha llegado a Belén. El ambiente festivo se palpa en las callejuelas repletas de luces, pero sobre todo en los comerciantes que sonríen con ilusión ante la llegada de los grupos de turistas. Después de dos años de restricciones pandémicas, por fin Belén puede celebrar las fiestas navideñas entre vecinos y extranjeros. Miles de personas llegan al lugar sagrado del cristianismo, donde se cree que nació Jesús, para festejar la vida. Ni el año más letal en los territorios palestinos, con más de 165 muertos en lo que va de año, los ha detenido. Los peregrinos vuelven para regalar a Belén el milagro de la Navidad. 

Es difícil encontrar habitación en Belén en estas fechas. Todo parece haber vuelto a la normalidad. Los hoteles están llenos, los souvenirs se agotan y, de nuevo, la gente hace cola para tocar con sus manos el lugar exacto en la gruta de la Iglesia de la Natividad donde nació el niño Jesús. Los brazos se extienden en la búsqueda del selfie perfecto y los carpinteros no dan abasto con las demandas de pesebres, cruces de madera de olivo y otros recuerdos hechos al gusto del que paga. Un árbol de Navidad gigante preside la plaza del Pesebre. Centenares de personas pasean por los adoquines históricos que un día de hace 2.000 años pisaron María y José. Las multitudes no impiden a los peregrinos sentir el peso de la historia en cada paso y sobre todo de estas fiestas.

Ciudad fantasma

Desde hace dos años, Belén era una ciudad fantasma. Sin turistas por las restricciones de la pandemia, la economía de la ciudad se desplomó. El turismo es la principal industria de Belén con más del 25% de su población activa trabajando de forma directa o indirecta en este sector. Para la ciudad, representa el 65% de su economía y para la de la Autoridad Palestina (AP), un 11%. Además, la crisis económica de la AP dejó aún más huérfana a la hostelería de la ciudad santa. Mientras que los hoteles israelís fueron compensados por las autoridades hebreas, los trabajadores palestinos del turismo han recibido una ayuda de 700 shekels, apenas 200 euros, por parte de Ramala. 

"Esperamos que el 2023 esté en auge y que el negocio sea excelente porque todo el mundo, y especialmente los turistas religiosos cristianos, quieren regresar a Tierra Santa", ha contado Elías Arja, director de la asociación de hoteles de Belén, a Associated Press. Como los palestinos no tienen aeropuerto propio, la mayoría de turistas internacionales llegan a través de Israel. Su Ministerio de Turismo ha anunciado que espera a unos 120.000 visitantes cristianos durante la semana de Navidad. En 2019, alcanzaron el máximo histórico con 150.000 viajeros. Como lo ha hecho en otras ocasiones, el ministerio planea ofrecer autobuses gratuitos de enlace especiales entre Jerusalén y Belén en la víspera de Navidad para ayudar a los visitantes a ir y venir.

Más de 165 palestinos asesinados

Las 15.000 personas que asistieron a la reciente iluminación del árbol de Navidad de Belén fueron la primera señal del retorno a la normalidad en la ciudad santa. Aunque la llegada de turistas extranjeros es muy bienvenida en los territorios palestinos, no todos sus compatriotas podrán gozar del ambiente festivo. Las autoridades israelís han negado permisos de entrada a Cisjordania a 200 ciudadanos cristianos de Gaza, alegando motivos de seguridad. De los 1.500 palestinos cristianos que viven en la Franja, 800 habían solicitado poder visitar su también ciudad santa y disfrutar de pasar tiempo con sus familiares en estas fechas tan especiales. Pero Israel se lo ha negado. 

A este fiasco, se suma el contexto de violencia generalizada que llevan sufriendo los palestinos todo este año. Las incursiones militares israelís y los enfrentamientos con el Ejército hebreo han provocado la muerte de al menos 165 palestinos y 31 israelís. Este 2022 ya es el año más mortífero de los tres últimos lustros. También Belén fue escenario de combates cuando, a principios de mes, las tropas israelís mataron a un adolescente en el campo de refugiados de Deheishe. Los palestinos protestaron con una huelga pero las tensas circunstancias no se han interpuesto en el camino de la Navidad. Y Belén, por fin, está de fiesta.