Conflicto en el Cáucaso sur

Escasez y tensión en el Alto Karabaj, bloqueado por Azerbaiyán

Desde el pasado 12 de diciembre, las montañas del Karabaj, habitadas por armenios pero dentro de territorio de Azerbaiyán, han sido cerradas por Bakú

Mercado vacío en Stepanakert, capital de la autoproclamada República del Alto Karabaj.

Mercado vacío en Stepanakert, capital de la autoproclamada República del Alto Karabaj.

Adrià Rocha Cutiller

Los pacientes de Svetlana tienen que tener paciencia. Ella se la pide, que no puede hacer más, que lo siente, que les recetaría esta medicina, aquella, pero que no puede, que es imposible, porque no llegan y no sabe cuándo lo van a hacer. Esta reumatóloga tiene pocas opciones: "En reumatología, los fármacos que damos son muy específicos, y ya no tenemos. Lo único que hago es recomendar a mis pacientes hacer ejercicio físico. Les recomiendo que estén activos, que no se estresen, que tengan paciencia, y que solo así podremos superar esta situación", dice Svetlana Harutyunyan, habitante de la ciudad de Stepanakert, capital de la 'de facto' República del Alto Karabaj, un Estado no reconocido por ningún otro país en el mundo que se halla dentro de territorio reconocido internacionalmente como Azerbaiyán.

La situación estos días es complicada. El 12 de diciembre, supuestos activistas contra el cambio climático azerís bloquearon la única carretera -custodiada por soldados rusos- que conecta el Alto Karabaj con Armenia y el mundo. Desde entonces, nada entra ni sale de Stepanakert y los pueblos colindantes. Solo pudo salir una ambulancia con un enfermo crítico. A parte de eso, nada más: ni medicinas ni comida.

"Se nos están acabando las reservas. Durante estos días, la gente está buscando comida, medicación... y creo que la emergencia se acerca. En las farmacias, la situación es crítica porque no hay ya casi fármacos suficientes; solo quedan analgésicos. Las reservas de comida parecen ser suficientes por ahora, pero no sabemos cuántos días más podremos aguantar", se queja Svetlana desde Stepanakert, al otro lado del teléfono. 

Durante los primeros días de bloqueo, además, Azerbaiyán cortó el gasoducto que abastece la región, que aunque llegue de Armenia pasa por territorio controlado por Bakú. Ese corte duró varios días, y en la actualidad el servicio ha sido restablecido. "El cierre de este corredor tiene muchas implicaciones humanitarias y retarda el proceso de paz. Pedimos al Gobierno de Azerbaiyán que restaure el movimiento libre a través del corredor. La única forma de seguir adelante es a través de las negociaciones", dijo la semana pasada el portavoz del Departamento de Estado de EEUUNed Price.

Un proceso de paz estancado

La historia de este territorio, el Alto Karabaj, viene de largo. Durante la disolución de la URSS, Armenia y Azerbaiyán se declararon la guerra por el control de esta zona, una región de bosques negros en la cima de las montañas. Esa primera guerra, que duró desde 1991 hasta 1994, la ganó Armenia, que creó una República 'de facto' en la región y expulsó a los azerís que, como los armenios, la habían habitado durante siglos.

A partir de entonces, el conflicto se congeló. Hasta septiembre de 2020, cuando Azerbaiyán empezó la segunda guerra del KarabajBakú, con un Ejército muy superior al armenio gracias al dinero del petróleo y la ayuda de Turquía, derrotó a los armenios, tras una cruenta guerra de más de 6.000 muertos en seis semanas. El Karabaj quedó reducido a una mínima expresión, casi aislado del mundo. La única vía de entrada y salida pasó a ser el corredor de Lachin, custodiado por soldados rusos.

Esta es la vía que ha sido bloqueada este diciembre por Azerbaiyán. "Ahora los 100.000 que estamos en Stepanakert estamos esperando. Muchos tienen aún comida guardada y la comparten con los que ya no tienen. Hay mucha tensión y estrés, pero ¿qué vamos a hacer? Estamos bloqueados, no hay otra. La única solución es esperar y ver si abren de nuevo", dice, resignada, Svetlana.

Desde el fin de la segunda guerra del Karabaj, en diciembre de 2020, ambas partes han intentado sentarse a negociar en varias ocasiones, a través de la mediación rusa, europea y de Washington. Ninguna iniciativa ha dado ningún fruto.

"El problema del bando armenio es que siempre intentan posponer los avances -ha dicho recientemente Farid Shafiyev, antiguo diplomático azerí-. Ahora quieren posponer la firma del acuerdo de paz para el año que viene. Esto no está en nuestros intereses, y estamos utilizando el momento actual". Oficialmente, sin embargo, Bakú asegura no tener nada que ver con el bloqueo del corredor de Lachin.

"Cada día estamos algo más desesperados", dice Svetlana. "Aunque nuestra voluntad es fuerte y queremos resistir. Pero cada vez que pienso que estoy separada de parte de mi familia, que no sé cuándo podré ver a mi hermana, que está en Ereván, me rompo... esta incertidumbre lo hace muy difícil".

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