Caos en Washington

¿Quiénes son y qué quieren los 20 republicanos ultras que bloquean el Congreso de EEUU?

El populismo y el desprecio por las instituciones une a los rebeldes que mantienen secuestrado a su propio partido

El representante Matt Gaetz (republicano de Florida) se dirige a sus colegas congresistas en el hemiciclo de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

El representante Matt Gaetz (republicano de Florida) se dirige a sus colegas congresistas en el hemiciclo de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Idoya Noain

La elección de presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y con ello la actividad legislativa, está bloqueada por el rechazo de un grupo de 20 congresistas del sector más ultraderechista del Partido Republicano a Kevin McCarthy, el congresista californiano que la propia formación eligió para optar al cargo tras recuperar en las legislativas de noviembre la mayoría en la Cámara Baja.

Aunque hay matices de diferencia entre ellos, varias líneas comunes ayudan a trazar el retrato general de este grupo que mantiene secuestrada a su propia formación, ganándose insultos de sus compañeros de bancada como “talibanes”, “payasos” y “puta gente”.

Su lucha es, supuestamente, contra el ‘statu quo’ y contra un liderazgo y un aparato que denuncian como demasiado alineado con las fórmulas y tradiciones de un sistema político que ven fallido y corrupto, pero encarnan también el populismo más desaforado. Y son parte de la nueva estirpe de políticos personalistas al estilo de Donald Trump, centrados en crear su propia marca, que han hecho de caos y espectáculo su forma de hacer política, desprecian abiertamente las instituciones y ponen los intereses propios por delante de los partido o el país. “Tienen escaso interés en legislar y les importa más quemar la estructura de liderazgo republicano”, ha dicho el estratega republicano Karl Rove.

Freedom Caucus

La mayoría de los 20 son miembros del Freedom Caucus, una agrupación informal dentro de la bancada republicano que se fundó en 2015 y aunó a representantes del extremista Tea Party y a los que luego serían máximos representantes del trumpismo.

Con unos 30 congresistas actualmente, ese caucus representa la facción más ultraderechista dentro de la formación republicana en la Cámara Baja. Y mientras algunos miembros destacados del grupo como Marjorie Taylor Greene se han aliado con McCarthy después de obtener de él promesas de asignaciones en comités que le darán más poder real, los rebeldes consideran sus muchas concesiones, de momento, insuficientes.

Apoyo de Trump y negacionismo electoral

La mayoría de los “rebeldes” fueron elegidos cómodamente en noviembre en distritos sólidamente republicanos, 15 de ellos renovando el escaño y cinco como nuevos congresistas. Prácticamente todos fueron respaldados en sus campañas por el expresidente Donald Trump.

Ese apoyo no es de extrañar. La inmensa mayoría son lo que se denomina “negacionistas electorales”, que adoptando la “gran mentira” de Trump sobre un supuesto e inexistente fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2020 que perdió frente a Joe Biden han cuestionado de diversas formas la legalidad de aquellos resultados legítimos y retado al sistema electoral.

Eso no les diferencia de la mayoría de republicanos elegidos para la Cámara de Representantes en noviembre (175 de los cuales también entran en la categoría de negacionistas, y 157 de los cuales han estado martes y miércoles votando a favor de McCarthy). Y aunque 14 de los 20 rebeldes que renovaron el cargo en noviembre votaron tras el asalto al Capitolio contra la certificación de la victoria de Biden, es algo que también hicieron un total de 139 congresistas republicanos, entre ellos el propio McCarthy o Steve Scalise, cuyo nombre más se baraja como posible alternativa para ‘speaker’.

La influencia de Trump en estos acólitos se ha evaporado. Y el miércoles, después de que el expresidente les urgiera a apoyar a McCarthy, y les llamara personalmente, ignoraron por completo su mensaje y ni uno solo cambió en las cuarta, quinta y sexta votación el voto contra el californiano. De hecho la radical congresista de Colorado Lauren Boebert instó en un discurso en la Cámara Baja a su “presidente favorito” a no presionarles a ellos sino a McCarthy para que retire su candidatura a ‘speaker’.

 “El movimiento ha eclipsado el liderazgo de Trump”, le ha dicho a 'The New York Times' John Fredericks, un comentarista conservador de radio que presidió las campañas del expresidente en Virginia. “El movimiento es abrazar el caos”.

Difícil salida

Cinco de los 20 (Andy Biggs, Bob Good, Matt Gaetz, Matt Rosendale y Ralph Norman) eran lo que se conoce como “nunca Kevin”. El nombre de Norman ha desaparecido de la lista, según Politico, pero se ha cambiado por el de Boebert. Y ese rechazo inamovible a McCarthy que hace por ahora inviable que el californiano pueda salir elegido, pues dada la precaria mayoría de 222 escaños frente a los 112 demócratas solo puede permitirse perder cuatro apoyos si votan nominalmente todos los representantes.

¿Qué quieren?

Las demandas de los ultras en rebelión contra McCarthy son sobre poder y visibilidad, con un fuerte componente personalista. Buscan, sobre el papel, que la agenda de la Cámara Baja refleje de forma más prominente su agenda ultraconservadora y que su movimiento tenga más peso frente al liderazgo y el aparato. Analistas, observadores y McCarthy y sus aliados denuncian, no obstante, que cuando el aspirante a ‘speaker’ accede a sus demandas “mueven la portería”.

De momento McCarthy les ha hecho ya múltiples concesiones, pero se duda de que sean suficientes para convencer a suficientes rebeldes. Tras la última reunión con ellos el miércoles accedió, por ejemplo, a permitir que se puede iniciar una votación para deponer al ‘speaker’ si lo solicita un solo congresista (y no cinco, como les había ofrecido antes del martes). Es una cesión que debilita profundamente a quien sea que acabe como presidente de la Cámara.

McCarthy también ha accedido a dar a miembros del Freedom Caucus dos asientos en el poderoso Comité de Reglas (aunque algunos de los ultras piden cuatro). Ha prometido, además, una votación para imponer límites en las veces que un congresista puede ser reelegido (otra de las reclamaciones de la extrema derecha), así como cambios en el proceso de apropiaciones que darían a los conservadores más poder para asignar (y limitar) gasto federal.

El miércoles también se acordó que los comités y supercomités de Acción Política alineados aliados con McCarthy y el liderazgo republicano que destinan fondos a las carreras electorales no entrarán en carreras de primarias abiertas para escaños en feudos conservadores, una respuesta a las críticas de que esos grupos han estado apoyando a candidatos moderados frente a los ultraconservadores y extremistas.

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