Reino Unido

Los laboristas británicos, entre el viento a favor de las encuestas y las divisiones internas

El principal enemigo de su líder, Keir Starmer, está dentro de su propio partido y procede de ala más radical de la izquierda

El líder laborista, Keir Starmer, habla con los periodistas durante la conferencia del partido en Brighton, este lunes.

El líder laborista, Keir Starmer, habla con los periodistas durante la conferencia del partido en Brighton, este lunes.

A. Niubó

El Partido Laborista, liderado por Keir Starmer, está en el camino de poder volver a gobernar trece años después de la llegada de los conservadores. Las elecciones son dentro de dos años, pero ya están en modo electoral. En estos momentos lideran las encuestas con veinte puntos de ventaja sobre los conservadores, según la última encuesta de Politics. 46,5% para los laboristas, 26,5% para los conservadores y 9,4% para los liberaldemócratas. Los laboristas obtendrían 361 escaños (159 más de los que tienen ahora) y los conservadores 186 (-179). Conseguirían una mayoría de 40 diputados, en relación con la mayoría de 80 diputados de los conservadores en 2019.

Los conservadores están lejos pero con la elección de Rishi Sunak hace apenas dos meses esperan reducir la ventaja. El principal enemigo de los laboristas ahora mismo está dentro de su propio partido. Para mantener esta ventaja, Starmer debe acabar con las luchas internas entre la izquierda y la centroizquierda. Los laboristas gobernaron durante trece años, entre 1997 y 2010, con Tony Blair y Gordon Brown con el Nuevo Laborismo de centroizquierda. Siempre se ha dicho que solo cuando el partido vira al centro tiene opciones de gobernar.

Jeremy Corbyn y el Brexit

Estas divisiones se acrecentaron con la elección contra pronóstico de Jeremy Corbyn en 2015 y la llegada al poder la izquierda radical con el apoyo de las bases y de los sindicatos, y con el referéndum del Brexit de 2016, un debate originado en el Partido Conservador que acabó acabó rompiendo a la sociedad británicas y al laborismo. Estas divisiones llevaron a la peor derrota de la historia de los laboristas en 2019.

En abril de 2020 Starmer fue elegido nuevo líder laborista con la misión de levantar el partido de sus ruinas, terminar con las divisiones entre corbynistas y blairistas y con las acusaciones de antisemismo que ensuciaban el partido. Starmer fue el líder europeísta durante el Brexit, está casado con una mujer judía y educa a sus hijos según esta fe. Aceptó el Brexit y suspendió a Corbyn acusándolo de antisemita, una decisión que no hizo más que aventar la división.

Una reciente investigación de Al-Jazeera reveló que el ala derecha del partido había iniciado una campaña de mentiras y falsas acusaciones de antisemitismo hacia los miembros del ala izquierda para desacreditarlos y realizar una purga. La decisión de Starmer en octubre, ante la ola de huelgas en el país, de expulsar a un diputado corbynista por participar como piquete en una huelga, le enfrentó a los sindicatos, que están dentro del Partido Laborista. La clave para Starmer será conseguir el equilibrio dentro de su partido.

Divisiones internas

Esta división interna ha impedido a los laboristas echar del poder a los conservadores, pese a estar éstos rotos y debilitados por el Brexit. La clave para las próximas elecciones será recuperar el llamado “muro rojo”, los votantes laboristas tradicionales de las zonas industriales del norte de Inglaterra que dieron su apoyo a Johnson en 2019. Las últimas encuestas revelan que solo el 58% de los que votaron a Johnson en el “muro rojo” en 2019 lo volverán a hacer en 2024.

En noviembre de 2020, tras la victoria del demócrata Joe Biden en los Estados Unidos, Starmer instó a su partido a aprender de la “amplia coalición” que había logrado Biden, que recuperó a los votantes que se alejaron de los demócratas cuatro cuatro años y se decantaron por Trump, señalando el énfasis del presidente electo en “la familia, la comunidad y la seguridad”. En su discurso de año nuevo, Starmer resaltó su voluntad de reducir el poder de Westminster y de cederlo a las comunidades.

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