Afganistán

Mujeres afganas en lucha en el exilio: "Se nos parte el corazón"

Mujeres influyentes que lograron huir del país conforman una especie de "consejo de sabias" para ayudar a sus compatriotas

Mujeres afganas en lucha en el exilio: "Se nos parte el corazón".

Mujeres afganas en lucha en el exilio: "Se nos parte el corazón".

Begoña González

Las mujeres afganas llevan ya cerca de dos años consumiéndose en la más completa oscuridad a la que fueron condenadas por los talibanes desde la toma del país el pasado 15 de agosto de 2020. Obligadas a vestir burka y expulsadas de los centros educativos y la vida pública, viven presas en sus hogares y su voz parece apagarse lentamente, decreto tras decreto del grupo radical que está al mando del país. Algunas de ellas pudieron escapar antes de que fuera demasiado tarde, entre ellas, muchas mujeres poderosas cuyas vidas peligraban enormemente al abrirse paso el radicalismo.

Sus vidas se pausaron, pero no ocurrió lo mismo con su sentimiento de responsabilidad para con sus compatriotas. Muchas de esas voces públicas, activistas y periodistas exiliadas son ahora una especie de Gobierno femenino alternativoque sigue velando por Afganistán desde el exilio.

Una de las caras más conocidas de esta especie de “consejo de mujeres sabias” formado por seis activistas es la de Fawzia Koofi. Conocida por haber sido la primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Afganistán, la activista ha seguido trabajando de forma incansable para luchar contra el deterioro político y económico de su país natal bajo el yugo talibán. Su causa, reconocida con múltiples galardones de prestigio internacional, le ha valido amenazas y atentados que han puesto su vida en peligro en multitud de ocasiones.

Aún así, su cometido es muchas veces frustrante. Sobre todo para mujeres como ella, acostumbradas a poder hablar con voz propia y fuerte en la Asamblea Nacional y expulsadas y relegadas ahora a un segundo plano por la dictadura talibán. “Desde fuera tratamos de amplificar y apoyar las voces de esas personas que se atreven a hablar desde Afganistán. Tratamos de establecer contactos con personalidades, políticos y organizaciones para que sus quejas no caigan en saco roto y se puedan concretar en acciones concretas. Hemos creado plataformas para trasladar esos mensajes de la gente a quienes pueden hacer algo por ellos”, explica a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica.

Voces fuertes en la distancia

Además de Koofi, el grupo también incluye a Asila Wardak, exdiplomática y una de las fundadoras de la Red de Mujeres Afganas; Sofia Ramyar, exdirectora ejecutiva de la organización juvenil Afghans for Progressive Thinking; a la periodista Anisa Shaheed, a Naheed Farid, una de las parlamentarias más jóvenes y a Mariam Safi, directora de la Organización Afgana de Investigación Política y Estudios de Desarrollo. Todas ellas coinciden en el sentimiento que les produce estar velando por los suyos en la distancia. “Se nos parte el corazón”, explica Ramyar a este diario.

Ramyar se encontraba ya en Estados Unidos cuando los talibanes llegaron a Kabul Por aquél entonces cursaba un master en el país norteamericano y siguió con intensidad lo que iba ocurriendo, a pesar de la distancia. Ahora, dos años después, forma parte del consejo de mujeres y aprovecha su conocimiento en el mundo de las oenegés y el activismo para tratar de dar forma a estrategias de ayuda a personas que siguen atrapadas en Afganistán.

Defensa de los derechos básicos

“Uno de mis principales cometidos es amplificar la voz de las personas oprimidas para que llegue a la comunidad internacional. Por ejemplo, apoyo a mujeres jóvenes para que participen en debates sobre lo que podrían hacer las mujeres afganas en el contexto actual para cambiar las circunstancias y encontrar formas de defender sus derechos básicos”, cuenta la abogada, que también forma parte de la junta asesora de la ONU Mujeres, a la que asesora sobre cuestiones relacionadas con Afganistán.

Todas y cada una de las mujeres que forman parte de este grupo tienen misiones distintas cuyas finalidades convergen. Anisa Shaheed ha dedicado su carrera periodística a denunciar la opresión talibán con ¡ ímpetu y continuar dando voz a la mitad de la población que la perdió con el ascenso al poder del grupo extremista. Esta tarea de representación le ha valido numerosos y prestigiosos reconocimientos. "Quería estar presente donde hubiera un problema, y hacer llegar esa voz y esas noticias", dijo hace un par de meses cuando recibió el premio del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ).

Suscríbete para seguir leyendo